La policía londinense ha elevado de 30 a 58 el número de víctimas mortales en el incendio de la Torre Grenfell. Los hechos ocurridos el pasado miércoles aún despiertan la sospecha de los investigadores que no terminan de confirmar que el fuego haya sido originado por el fallo de un electrodoméstico.
Es muy probable que la cifra total supere el centenar, porque todavía se desconoce el paradero de 70 personas. De los heridos que fueron hospitalizados, 12 están en estado grave y 24 permanecen ingresados.
La desesperación y la impotencia se han apoderado, con justa causa, de los cientos de afectados que han perdido todo en el incendio.
Durante la jornada del viernes, muchos de esos vecinos se agruparon frente al Ayuntamiento de Kensington, para reclamar por lo sucedido e increparon a May desde las calles de su despacho.
La torre de 24 pisos, que la noche del miércoles ardió en cuestión de horas, había sido reformada el año pasado. Según ha trascendido, los vecinos no quisieron que se colocaran rociadores anti incendios para evitar continuar con las obras. Al parecer, las intenciones de la remodelación de este edificio consistieron en intervenir principalmente la fachada, para que se integrara con el paisaje urbanístico de uno de los barrios más lujosos de la ciudad.