Hasta ayer mismo leíamos en la prensa internacional que las cuentas venezolanas estaban al borde de un aparatoso colapso y sin embargo nos hemos quedado sorprendidos de la multi-billonaria compra de bonos a la Petrolera venezolana PDVSA.
Y si nosotros resultamos desconcertados con esta noticia, los opositores políticos francamente han reaccionado indignados, el opositor Julio Borges como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, prácticamente ha puesto el grito en el cielo con una carta dirigida a los compradores.
En la misma se refiere en Inglés al presidente en el poder y le llama …Venezuela´s dictator… Argumenta Borges que se trata de un auténtico salvavidas al gobierno de Nicolás Maduro.
Posteriormente en otros medios como 'Panorama', el opositor ha lanzado una seria amenaza que políticamente podría catalogarse como contraproducente, pues declara: "Tengo la intención de recomendar a cualquier futuro gobierno democrático en Venezuela a no reconocer, ni pagar estos bonos".
Más opositores indignados
Ricardo Haussmann ex Ministro de Finanzas califica a los papeles fiduciarios de su propio país, como: “los bonos del hambre”. Asimismo ha llamado a los inversionistas para que no adquieran bonos de PDVSA y desea que no le vaya bien a la deuda venezolana.
Están exigiendo que JP Morgan, excluya a Venezuela de los llamados bonos de mercado emergentes
La supuesta mala situación económica de Venezuela, ha sido el principal motivo de los opositores para permanecer en las calles tratando de desestabilizar al gobierno, este balde de agua fría significa un fracaso total a su campaña internacional para evitar por todos los medios que el actual gobierno encuentre formas de financiamiento.
Goldman Sachs dice en cambio que ha hecho el mejor de los negocios y que la compra les ha hecho desde un primer momento tener ganancias significativas. Los bonos estaban con valores a la baja pero el principal cometido es que se han hecho con toda una estatal petrolera que tiene como aval la mayor reserva del mundo de petróleo.
Defienden los de Goldman Sachs su negocio, añaden que Venezuela jamás ha caído en default y terminan diciendo “Esto, por lo visto, está lejos de ser un mal negocio”.
Los bonos no han sido comprados directamente por GS, han sido adquiridos por un intermediario y son sin colateral esto quiere decir que no van a necesitar garantías de activos estando respaldados por una simple promesa de pago, en definitiva son un Bono-Pagaré.
El gobierno de Venezuela defiende su transacción diciendo que los papeles ya habían estado en el Banco Central desde el 2014, que su vencimiento será en el 2022, que no es deuda y que ellos invierten porque saben que podemos pagar, nadie hace negocios para perder, especialmente los de Goldman Sachs etc.