El triunfo del pasado domingo en las elecciones presidenciales francesas, fue para el socio liberal Emmanuel Macron. La Unión Europea y las bolsas del continente festejan aún haberse salvado del abismo, al que los hubiera empujado Marine Le Pen.

Macron y la necesidad de apoyo político, a las reformas que aspira para Francia

Infobae cita en su publicación del día de ayer, las encuestas realizadas después de la jornada electoral por, Ipsos/Sopra Steria, en la que se concluye que, un número importante de los votos recibidos por el que será el presidente más joven de la UE, más precisamente un 43%, en realidad tuvieron el objetivo de evitar la llegada al ejecutivo francés, del Partido Nacional liderado por la ultraderecha.

Solo un 13% lo hizo por su programa.

El 65% en segunda vuelta con una abstención del 25% y 11% de votos blancos y nulos, da un porcentaje de aceptación de Emmanuel Macron de un escaso 40%. La mitad de esos votos son "prestados", por lo tanto las reformas económicas y las relacionadas con la flexibilidad laboral, a las que aspira el presidente electo y, de las que ya se han tenido algunas impopulares muestras, durante su paso por el ministerio de Economía de Hollande, serán seguramente muy resistidas. Sin duda el mayor desafío de su gobierno, será vencer la pulseada con la izquierda y los sindicatos. Las elecciones legislativas de junio, de cuyos resultados depende, de en que manos quedará el control del Parlamento, son una prioridad que apremia a "En Marcha".

La luna de miel de Macron con los franceses será la más corta de la historia.

Macron la UE y Ángela Merkel

Las reformas que el futuro presidente de Francia aspira a poner en práctica, con el objetivo de dotar de un nuevo impulso al bloque del euro, seguramente serán muy discutidas en el seno de la Unión Europea. Algunas de ellas, como la relacionada con el control del superávit comercial de Alemania, complican la campaña electoral de Merkel.

La propuesta de Macron en cuanto a los eurobonos, que llevarían a los países miembros de la Unión, a compartir la deuda europea, es otro escollo para la canciller alemana que aspira a un cuarto mandato. Los tiempos que separan a Macron de junio y a Merkel de septiembre, en los que los resultados de las elecciones de sus respectivos países, jugaran con la suerte de sus proyectos, son demasiado acotados.

Merkel debe recuperar en ese escaso lapso, la confianza de los alemanes y cualquier acercamiento con el proyecto del futuro ejecutivo francés, puede perjudicar su posición.

Salvada la integridad de la UE, con la derrota de la amenazante ultraderecha populista, ahora los líderes de la eurozona, se enfrentan cara a cara con las inoportunas reformas demandadas, por Emmanuel Macron.