Oslo se ha convertido en la ciudad que más está creciendo en todo el continente europeo. Y para poder hacernos una idea de la demanda de vivienda existente, el pasado año 2003, se acordó el desarrollo urbano de Bjorvika, que buscaba recuperar una zona que había quedado relegada a una zona portuaria a lo largo del siglo XX.

Así, se buscaba crear 5000 viviendas y 35.000 oficinas; una nueva Biblioteca Pública, la Ópera, el nuevo Museo Munch, el Código de Barras (trece edificios de gran espectacularidad arquitectónica), playas urbanas, viviendas con guardería, etc.

Pero, lo que más ha sorprendido es la creación de su granja urbana que recibe el nombre de Losaeter, que es un proyecto cultural organizado por el colectivo Futurejaners que acoge asignaciones agrarias comunitarias, árboles frutales, un campo de grano, un horno de pan público, colmenas, incluso, un granjero urbano (el primero que existe en toda la ciudad).

Con este proyecto se busca concienciar a las personas que viven en el ambiente urbano sobre el cambio climático, la diversidad y la sostenibilidad al mismo tiempo que tienen una experiencia real con la agricultura, un mundo completamente nuevo para la inmensa mayoría.

El proyecto ha tenido tanto éxito que ya tienen 4000 solicitudes para poder formar parte del proyecto y poder trabajar en una asignación agrícola pequeña de cinco metros cuadrados por lo que se está estudiando el incremento del terreno.

Además, ya han contratado a científicos de la universidad de la ciudad que han certificado que las verduras que se plantan son comestibles y de gran calidad.

El arado tiene lugar dos veces al año, en primavera y en otoño, para lo cual tienen un caballo. Igualmente, tienen gallinas que son cuidadas con mimo por los niños. Además, de manera ocasional, reciben la visita de un pastor y de sus ovejas lo que es todo un espectáculo para los más pequeños.

Estamos ante un espacio público por lo que cualquier persona es bienvenida, incluso, los turistas. En agosto, se suelen organizar cenas con los productos que se han recolectado y se organizan cursos más específicos. Sorprende el éxito que ha tenido en Noruega, cuyo clima es bastante complicado.

En España, se conoce la existencia de pequeños huertos urbanos en ciudades como Madrid; pero, que no han conseguido tanto apoyo por parte de la ciudadanía o del gobierno. Una gran oportunidad para formar comunidad y aprender más sobre la naturaleza.