La violencia de género, una lacra tan grande en nuestro país, ha vivido algo parecido en un lamentable episodio ocurrido en Estados Unidos, en Utah, el Estado donde la secta mormón es la líder espiritual, y controlan de tal manera las mentes y costumbres locales que hasta consiguieron que la pornografía esté prohibida en su territorio, con el eslogan “El porno mata el amor” y calificándola de “problema de salud pública”, en una Ley delirante. Además, los Mormones apoyan la poligamia, al más puro estilo de un jeque de Arabia Saudí, pero sin velo.

Pues un Obispo de dicha secta, Keith Vallejo, fue juzgado el otro día en Utah, acusado de más de diez delitos de violación, sobre todo a dos mujeres, que en el momento de sufrirlas, era alguna de ellas menor de edad (la mayoría de edad en EE.UU. es a los 21 años), en la Universidad Brigham Young el año 2013, con el acusado metiéndose en la cama de ellas y atacándolas sexualmente. La propia Iglesia Mormona ha apartado a Vallejo y se persona como acusación.

Antes de leer la sentencia, que condena al Obispo Vallejo a cinco años de prisión, el juez Thomas Low se permitió el lujo de ser condescendiente con el acusado: “Esta corte no tiene dudas de que usted es un hombre bueno y extraordinario, pero los grandes hombres, a veces hacen cosas malas”.

Luego, le dio permiso para irse a casa y aguardar la sentencia. Un tono que dejó estupefactos a las víctimas, a la acusación y al público asistente al juicio. Lo más desconcertante es que dijo aquellas palabras con voz entrecortada, como si estuviera condenando a Jesucristo al Calvario, o a un amigo al que él creía un santo en vida y que se negaba a condenar, o como si estuviera cometiendo una blasfemia.

Desde entonces, Low ha recibido críticas por su tono, y las víctimas anuncian querellas contra él. Vallejo no pudo volver a casa por que inmediatamente se presentó un recurso contra la sentencia de libertad vigilada. El propio acusado niega las acusaciones y ataca al sistema judicial, que considera corrompido, además de querer recurrir la condena contra él.

Para lucirse aún más, el juez Low quiso ser también condescendiente con la cuñada de Vallejo, con un tono que quería ser elogioso: “Esta corte cree que es la víctima más fuerte que esta Corte haya visto nunca. Es usted una superviviente”. No resultó creíble ante la propia víctima ese tono, y menos cuando dijo aquello que dejaba que hiciera Vallejo.