No es secreto, si hace calor, los alimentos se descomponen. ¿Qué harías si sólo tuvieras dos horas al día de energía eléctrica? ¿Cómo harías tú trabajo o cómo te transportarías? ¿Cómo estarían tus amigos e hijos? ¿Y tu vecindario o ciudad? ¿Y si tampoco tuvieras agua? Desesperante ¿verdad?
Esta es la realidad que viven dos millones de personas en la franja de Gaza. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU) la crisis energética es tan difícil de sobrellevar para la población, que podría empezar a gestar graves efectos económicos y políticos.
El problema es que solo hay una planta generadora de electricidad y la escasez de combustible solo le permite funcionar -como máximo- de dos a cuatro horas al día. Por si fuera poco, esta situación engendra otra crisis de la misma importancia o peor: recortes frecuentes en el abastecimiento de agua.
Desafortunadamente, la mayoría de esa población vive en condiciones pobreza, y les resulta prácticamente imposible conseguir la energía por su propia cuenta. De esta manera son mermados sus derechos humanos relacionados con: el trabajo, la alimentación y la salud.
Mediante la página de la ONU, Nickolay Mladenov, Coordinador especial para el Proceso de Paz en Medio Oriente, hizo un llamado para que nadie ignore las consecuencias que puede acarrear este problema.
Pidió no subestimar las acciones desesperadas de una población que está al límite.
Aseguró que la ONU está en condiciones para ayudar y urgió a toda la comunidad internacional para unir esfuerzos y resolver de manera definitiva el problema de la electricidad, que día a día lacera profundamente a la población.
Además, dijo que debe ponerse un alto a las diferencias territoriales que empeoran las condiciones de los palestinos de Gaza convirtiéndolos, literalmente en rehenes, víctimas de constantes cierres en distintos puntos de acceso.
El diplomático aseguró que Israel tiene que asumir su parte y hacerse responsable de brindar las condiciones para que entren con la mayor facilidad a Gaza todos los recursos materiales urgentes para el funcionamiento y mantenimiento de la planta de electricidad, y de las líneas eléctricas, porque hay registro de fallas desde las líneas que llegan de Egipto.
Nickolay Mladenov fue más allá: dijo que se tiene que hacer más eficiente la gestión de la Compañía de Distribución de Electricidad, llevando a cabo reformas estructurales, que a su vez le permitirán tener más dinero. Por ello también llamó a la comunidad internacional para aumentar la inversión y el financiamiento.
Aunque puntualiza que, sin excepciones todos deberán pagar por los servicios, los recursos económicos que se generen cuando esté solucionado el problema, sólo deberán ser administrados por “autoridades palestinas legítimas”, así se evitará que el problema se presente a cada rato, y genere nuevas crisis de escasez de combustible, electricidad y agua.