Parece que no son buenos tiempos para Rusia, por lo menos, si hablamos de sus relaciones con el resto del mundo. La noticia sobre la última condena a Rusia ha sido el final de uno de los episodios más tristes de su historia reciente: la tragedia de la escuela de Beslán.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha finalizado con la declaración de que las autoridades rusas no protegieron el derecho a la vida de las 330 víctimas que fallecieron durante el asalto al colegio de Beslán.
En la sentencia, se deja muy claro que no se llevó a cabo ningún tipo de medida de seguridad y, además, se apostó por el uso indiscriminado, tanto de armas como de explosivos, teniendo el conocimiento de que había menores dentro del recinto. No se midió, en ningun momento, el tipo de riesgo durante el asalto y se acabarón provocando muchas más muertes de las necesarias, entre los secuestrados.
Hay que recordar que entre los 330 muertos, había 180 niños.
La Escuela de Beslán fue secuestrada en el año 2004, por un grupo de terroristas musulmanes. Según la Corte Europea, las autoridades de Rusia tenían conocimiento más que suficiente sobre un posible ataque terrorista en la región, que iba a tener lugar con el inicio del curso escolar, por lo que deberían haber tenido algun tipo de medida de protección cara la población civil, y medidas de prevención en cada uno de los centros escolares de la región de Osetia del Sur y, además, no se había avisado a ningun miembro de la administración, ni a los padres ni a los alumnos, de lo que iba a suceder.
Por otro lado, queda demostrado que no hubo una investigación adecuada sobre la forma en la que murieron las víctimas, no se realizaron autopsias completas e, incluso, todavía hoy hay un tercio de las víctimas de las que no se conoce la causa de la muerte.
En la sentencia se ha señalado que la toma del colegio se realizó de manera indiscriminada, llevando a cabo el empleo de lanzagranadas, lanzallamas e, incluso, un cañon de asalto, por parte de las autoridades rusas. Por lo que se considera que queda demostrado que ha existido una vulneración de los derechos a la vida, en todo momento.
La condena que recibe Rusia, por no proteger a sus ciudadanos y por llevar a cabo todas las acciones, anteriormente descritas, es histórica: el país deberá pagar una indemnización total de 2.955.000 euros a los 409 demandantes (son supervivientes del ataque o familiares de los muertos), además de ser responsable de pagar los 88.000 euros en costas.
El Kremlin ya ha hecho público que no está de acuerdo con esta sentencia y le parece inaceptable todo este tipo de acusaciones.