Las alarmas se ponen a sonar frente a las medidas económicas impuestas por XI Jinping, a la República Popular Democrática de Corea, las sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los movimientos estratégicos de la armada estadounidense, que incluyen al gigantesco portaviones Carl Vinson, en marcha hacia el Mar de Japón, al que se agrega el submarino nuclear Michigan, en camino al puerto surcoreano de Busan. Estos movimientos son acompañados por los buques de guerra japoneses Ashagara y Samidare, que se suponen destinados a operaciones conjuntas anuales, entre Japón y los EE.UU.

China por su parte, ubica a 100.000 soldados en su frontera con Corea, destinados a la protección de esa zona.

Mientras tanto el ministro norcoreano del Ejército Pak Yong-sik, nuevamente, con la verborragia que caracteriza al régimen de Pyongyang, amenazó con borrar de la faz de la Tierra, las posiciones ofensivas del enemigo. Esto en el marco de la celebración del 85 aniversario de Ejército Norcoreano, en la que el Líder Supremo fue agasajado con la presentación de maniobras militares a gran escala y ejercicios de fuego real, en los que se dispararon entre 300 y 400 elementos de artillería caracterizados por su largo alcance. Lo que sería un nuevo recordatorio a Seúl, a los 20.000.000 de surcoreanos que habitan la península de Corea y a las posiciones bélicas de EE.UU.

y Japón, que estarían incluidos dentro del alcance armamentístico del ejército de Kim Jong Un.

El presidente Trump pidió al Consejo de Seguridad de la ONU, con carácter de urgencia, que tome medidas más severas, con respecto a las pruebas misilísticas y nucleares de Pyongyang. Esto nos trae a la memoria similares situaciones vividas hace muy poco tiempo, que terminaron desencadenando el ataque a la localidad de Shayrat, en Siria.

En ese momento, Trump aseguró que, de no haber reacción alguna por parte de la ONU, tomaría decisiones de carácter bélico, de manera unilateral. Claro que, el presidente estadounidense pasó por alto el hecho que, la sanción fue vetada por Rusia, impidiendo la advertencia de la ONU. Las noticias y la declaración de apoyo hecha por importantes potencias de occidente, y el condicionamiento popular a través de los medios americanos, como ocurriera, antes de la invasión a Irak, nos pone en guardia sobre el clímax que está alcanzando la tensión entre Corea del Norte, y los Estados Unidos de América.