Colombia durante los últimos años ha vivido el proceso de paz más esperado por muchos. El conflicto armado que vivió este país durante más de 50 años tiene historias, experiencias, personas, dolores y muchas muertes que se han materializado como procesos de re significación a través de la literatura, la música, la pintura, el cine.
Las niñas de la guerra, es el resultado de un trabajo que durante más de diez años trabajó su director Jaime César Espinosa B., Comunicador social y Periodista de la Universidad del Valle de Colombia. Esta serie relata la historia de miles de niños que han vivido en primera persona la violencia en este país.
Ilustración, recurso en series animadas
Jorge Tamayo es un ilustrador, animador y diseñador visual colombiano de la Universidad de Caldas con gran pasión por la pintura, el cine dramático y la literatura de ciencia ficción, las cuales son fuentes constantes de inspiración y de referencia en sus proyectos. En 2011 viaja a Buenos Aires como estudiante de intercambio. Al regresar a Colombia se ha desempeñado como ilustrador, director de animación y director de arte en múltiples series y producciones animadas, entre las que se destaca la serie animada "Las niñas de de la guerra" ganadora del premio Nacional de estímulos del Ministerio TIC 2015 y ganadora del premio India Catalina 2017 a mejor animación nacional.
En 2012 Jaime Cesar Espinosa, director del proyecto lo invitó a trabajar en el proyecto como director de animación y de arte.
El uso de la ilustración
Jorge expresa que el uso de la ilustración en este proyecto se pensó y se hizo por dos motivos: “primero, para proteger la identidad de los chicos y chicas menores de edad, y por su condición de reinsertados, es de vital importancia mantener sus rostros protegidos.
Segundo, porque queríamos que las historias fueran y pudieran ser vistas por todo tipo de público, así que vimos que la ilustración y la animación tienen ese mágico poder de transformar la realidad para crear metáforas y mundos imaginarios (precisamente como los niños lo hacen) que no modifican las historias pero hacen que sea posible que cualquier tipo de persona las pueda entender”.
Proceso de creación
Entre muchos de los temas del proyecto Las Niñas de la Guerra que el diseñador e ilustrador Tamayo comparte fue el proceso de Creación, en el que nos cuenta que se basó en dos referentes principalmente: el documental animado Vals con Bashir y el largometraje colombiano pequeñas voces, en los cuales se cuentan historias fuertes y reales pero desde otra perspectiva que solo permite la animación. Añade que “de ahí partimos para encontrar un equilibrio entre historias fuertes, cargadas de dura realidad, desgarradoras y ese mundo inocente, mágico y colorido que es el mundo de los niños. Así que nos arriesgamos a crear una paleta de color viva, enérgica y que atrajera las miradas de grandes y chicos, y que a la vez mantuviera siempre la idea de que quienes estaban contando las historias eran niños.
A esto le sumamos la idea de crear metáforas con los objetos y las personajes, entonces por ejemplo los aviones de guerra se convirtieron en pájaros que tiran fuego, los fusiles en pirañas y así muchas otras más que se pueden encontrar en la serie”.
Proyecto a nivel personal
Ser parte de proyectos de línea social y estar cercano a personajes tan sensibles como los niños fue precisamente lo que le pasó a Jorge Tamayo, quien piensa que el compromiso con lo que se hace es lo que termina por tener significado e implicación real. Jorge nos cuenta una de las experiencias que tuvo con el grupo de niños que trabajó: “en algún momento surgió la idea de que los mismos chicos reinsertados trabajaran en la serie, así que de manera voluntaria les impartí algunos talleres de dibujo e ilustración con el fin de encontrar talentos que pudieran hacer parte del equipo de trabajo; algunos chicos del programa de ICBF fueron escogidos, y finalmente una de las chicas terminó siendo parte del equipo de animadores por su gran habilidad para el dibujo”.
Añade otra experiencia especial que tuvo con esta chica y fue un día que se sentó en su estación de trabajo, encontró un dulce sobre la mesa. Ella pasó y me dijo algo como: "Jorge ese dulce es para es usted y es por haber creído en mi... muchas gracias" ese día, supe que todo el trabajo había valido la pena.