En la argentina, es una constante el conflicto docente debido a las pobres condiciones de contratación. Los sueldos no son muy elevados y contienen conceptos no remunerativos que generan problemas a futuro. En muchos casos los docentes deben trabajar en varias escuelas, lo que dificulta la articulación del personal dentro de un mismo establecimiento para brindar un aprendizaje integral a los alumnos. El desafío pasa por generar una nueva educación en donde los profesores puedan trabajar en un solo establecimiento y organicen sus contenidos teniendo en cuenta la tarea de sus colegas para, de esta forma, asegurar una trayectoria escolar óptima.
La pelea principal, como casi todos los años, se da en la provincia de Buenos Aires. Durante el gobierno neoliberal de la década de los ’90, liderado por Carlos Menem, se descentralizó la educación pasando de la órbita nacional a la provincial para poder reducir el gasto público nacional. Este traspaso de funciones no fue acompañado por los recursos necesarios aumentando el déficit de las provincias. Además la provincia de Buenos Aires, que produce el 36% de riqueza nacional y además tiene el 38,8% de la población argentina, solo recibe un 18% en concepto de coparticipación, aproximadamente $5 mil por habitante mientras el promedio por provincia es de $20 mil.
Esta situación genera un problema estructural muy fuerte que se traduce en una dificultad permanente para pagar los salarios docentes y para actualizarlos según los niveles de la inflación.
Desde el 2004 hasta el 2014, los gobernadores kirchneristas Felipe Solá y luego Daniel Scioli sufrieron en total 90 días de paro docente, la mitad de un ciclo lectivo común. El resultado es un gobierno muy limitado a la hora de encarar los problemas de la educación y docentes con condiciones laborales frágiles. En el medio, miles de chicos que no pueden empezar las clases.
Una provincia que fue noticia durante estos días fue San Luis que presentó un “salariazo” que va entre el 38 y el 60%, dependiendo de la antigüedad, de manera escalonada hasta septiembre. La provincia recibe poco más del 2% de coparticipación total, pero si lo comparamos con su población está recibiendo casi $20 mil pesos por habitante, ubicándose en el puesto 7° de 24 distritos.
Otro ejemplo es Tierra del Fuego, la provincia que recibe la mayor coparticipación per cápita, más de $33 mil. Actualmente tiene uno de los salarios docentes más altos del país, posicionándose en el segundo lugar a nivel nacional.
La lucha por la coparticipación de la provincia de Buenos Aires ya es histórica, no solo por la cantidad de recursos que aporta y lo poco que recibe, sino por ser también una de las regiones con la mayor cantidad de personas con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Hasta no solucionar estos problemas difícilmente se pueda dar una solución al conflicto docente, más teniendo en cuenta que las distintas autoridades no han sabido manejar la situación y dieron prioridades a otros asuntos como, por ejemplo, la inseguridad, cuyos presupuestos superan ampliamente al sector educativo.
Cada vez queda más claro que Argentina debe darse un debate interno sobre la educación pero a nivel nacional, teniendo en cuenta las complejidades de cada provincia para que todos los docentes puedan gozar de condiciones dignas de trabajo. La realidad actual, donde cada provincia se vale por sus propios medios, genera profesionales que siempre estarán muy bien pagos y otros que siempre tendrán problemas.