La primera portada de Vogue Arabia, que comenzó en octubre de 2016 en versión digital, ya ha visto la luz (coincidiendo con la vigésima segunda edición internacional de la revista Vogue) con la modelo Gigi Hadid; la revista tendrá una sección escrita en árabe y la mayor parte aparecerá en inglés; vendiéndose en Oriente Medio, Norte de África, Londres, París y Milán (nuestra Europa).
La fotografía ha sido realizada en blanco y negro (aunque sí parece que ahora el “negro” no está muy de modU.S.A.) por Inez Van Lamsweeerde y Vinoodh Matadin, mostrando, con esta revista, como ha comentado Deena Aljuhani Abdulaziz, la editora jefe de Vogue Arabia: “La creatividad de una parte del mundo distinta, en constante evolución y muchas veces malinterpretada.
El collage de países del mundo árabe merece desde hace tiempo un lugar en la historia de la moda y no hay un rostro mejor para liderar esta empresa acometida por Vogue Arabia que el de Gigi, una modelo que define el mañana de una generación emprendedora y dinámica”.
Gigi Hadid, modelo de la fotografía, de raíces palestinas y holandesas y nacida en los Estados Unidos (la U.S.A. de Trump), comenzó su carrera como modelo con tan sólo dos años, ha desfilado para los diseñadores de mayor prestigio y formado parte de los ángeles de Victoria´s Secret, además de haber participado en videoclips musicales, cortometrajes, programas y series televisivas.
La hija del promotor palestino Mohamed Hadid y de Yolanda Foster ha declarado en su perfil de Instagram que: “Siendo mitad Palestina, significa mucho para mí ser la primera portada de la historia de Vogue Arabia, y espero que esta revista muestre otra parte del deseo de la industria de la moda de seguir aceptando, celebrando e incorporando todo tipo de personas, así como hacer sentir a todo el mundo que tienen imágenes de moda con las que se pueden sentir identificados”.
Recalcando en un post con más de un millón de likes en 24 horas que “como comunidad de moda, somos capaces de celebrar y compartir con el mundo las diferentes culturas”. Lo importante es que el mundo del cual hablan no responda con patadas culturales.