James Mattis, que está previsto que en las próximas semanas asuma la secretaría de Defensa de EEUU, apuntó que "Tel Aviv es la capital de Israel" a pregunta del senador Lindsey Graham durante una sesión en el Senado, avivando aún más si cabe la polémica sobre las relaciones entre Israel y el futuro gobierno estadounidense. Mattis se refirió a Tel Aviv como capital israelí contrayendo al mismo Donald Trump quien, ya en septiembre, prometió al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que trasladaría la embajada de EEUU a Jerusalén. De hecho, también el nuevo embajador de EE.UU.

a Israel, David Friedman, consideró válida esta opción.

Las recientes declaraciones de Mattis suponen un jarrón de agua fría para el gobierno que preside Netanyahu, quien tiene instituciones como el Parlamento, la Corte Suprema o muchos de los ministerios en Jerusalén porque la considera capital de Israel, en claro enfrentamiento con el Estado de Palestina. A pesar de la presión que ejerce el país para que EE.UU. reconozca Jerusalén como su capital, hasta ahora los estadounidenses siguen determinando oficialmente que lo es Tel Aviv. Incluso el aún presidente Barack Obama prolongó este reconocimiento -que, por otro lado, se decidió en el Congreso estadounidense hace más de veinte años- por una cuestión que consideró de "seguridad nacional".

Aunque algunas voces señalan que Mattis se equivocó en su respuesta, o que quizás se refería a las instituciones militares -que, éstas sí, están ubicadas en Tel Aviv- el futuro secretario de Defensa determinó que "debía adherirse a la política de EE.UU. En su intervención, Mattis también se posicionó a favor de la "creación de dos Estados" si ello supone "paz en la región" y una "mejora de las relaciones entre Israel y los países árabes".

Este 2017 hará 50 años que Jerusalén fue arrebatada de Palestina y conquistada por Israel, durante el proceso de ocupación de la zona por parte del pueblo judío. Desde entonces, Israel considera la ciudad su capital, mientras que el Estado de Palestina insiste en convertir Jerusalén Este u Oriental en su capital y es esta parte la que sigue en disputa y es aún objeto de polémica.