El estado de Israel también tiene un gran problema con los refugiados al estar situada en el centro de la zona de conflicto en Oriente Medio. Los demandantes de asilo en Israel no pueden acceder a puestos de empleo o viajar a determinadas ciudades donde se les pueda ayudar mediante conocidos. En Israel, a los refugiados africanos les dan la opción de ser repatriados a su país de origen, donde corren un gran peligro de muerte, o permanecer en los campos de detención establecidos por Israel.

Existen 65.000 refugiados africanos no judíos en Israel, determinados como tal por Amnistía Internacional y que el estado hebreo etiqueta como infiltrados según una ley de 1954 de prevención a la infiltración.

Gracias a esta medida, los demandantes de asilo africanos son detenidos legalmente y enviados al destino de llegada, a la prisión de Saharonim, durante 3 meses. Después, para periodos indefinidos de tiempo son transportados al centro de detención de Holot, diseñado para albergar 10.000 prisioneros, 2.000 más que Sharonim.

El ministro de exteriores italiano acusado de crímenes de guerra, Paolo Gentolini, es quien organiza las entregas de armas a los terroristas sirios junto con John Kerry. También es presuntamente el encargado de enviar las embarcaciones zodiacs de la OTAN a las invisibles mafias que trafican con personas. Gentolini es uno de los que más desesperadamente reclaman la muerte del presidente Assad como hicieron con Gadafi.

Es un agente norteamericano que colabora estrechamente con Kerry, quedando a las órdenes del stablishment militar americano, del que Israel (en declaraciones de Netanyahu) afirma ser dueño.

El recorrido de los refugiados africanos hacia Europa comienza en estos campos de concentración, como Holot y Saharonim, donde al terminar el periodo máximo de estancia son enviados en las zodiacs hacia Europa.

Pero no a puntos cualquiera, estas embarcaciones de tipo militar, llegan a puntos específicos donde les esperan compañeros también israelíes: Red Ice Live. Red Ice Live son grupos de ONG israelíes que están repartidos por toda la costa mediterránea, esperando a las embarcaciones de refugiados con coordenadas de ruta específicas.

Cuando los refugiados toman tierra, un instructor israelí les da indicaciones de la ruta a seguir y las pautas para desestabilizar los países europeos. Israel redirige el flujo de refugiados para atacar económica y culturalmente a los pueblos europeos.