Bajo el eslogan “¿Te suena?” las bodegas Marqués de Vizhoja presentan en Madrid su nueva añada. Recién llegados del norte y con aires gallegos, aterrizan en la capital con, sobre todo, ganas de sorprender.
“En mi familia siempre se ha dicho que la mejor forma de disfrutar el vino es uniéndolo a buena comida y buena compañía” Así daba comienzo la presentación Jorge Peláez, propietario y director comercial del proyecto.
Jorge, junto a su hermano, el enólogo Javier Peláez, saca adelante una herencia familiar de valor incalculable.
Como era de esperar, unos caldos tan especiales debían ser presentados dentro de un ambiente único. En esta ocasión, el restaurante Urrechu Velázquez ha sido el elegido, durante el jueves 30 de noviembre, para un perfecto maridaje con un menú que literalmente hacía la boca agua.
Gastronomía digna de realeza
Da comienzo el evento con sabores extremeños de jamón ibérico, el agregado perfecto para acompañar la primera copa. Ésta, no podía ser otra que del vino que da nombre a las bodegas, el Marqués de Vizhoja.
Una vez en la mesa, sorprenden con una fusión gastronómica cuyo protagonista era sin duda el mar y sus derivados.
Mantenemos la copa de Marqués de Vizhoja con un entrante de caldo de rape, casado con una gamba sazonada por mayonesa de tinta de calamar y ensalada de bogavante.
El Marques de Vizhoja es un vino blanco de color amarillo pajizo con notas verdosas. En boca destacan sabores afrutados de manzana verde y pera. Fresco y alegre, ideal para los amantes del coloquialmente llamado “trago largo”.
Albariños de pureza ancestral
Continúa la degustación abriendo sabor con la variedad más pura, el Torre la Moreira. Para colegar éste 100% Albariño han acertado con una combinación de huevo escalfado con trufa de verano sobre una base de patatas trozeadas con jamón.
Torre la Moreira es un vino que emana dulzura. Un Rías Baixas elaborado 100% con uvas propias seleccionadas. En nariz destaca por su aroma intenso y complejo que recuerda a manzana al igual que el anterior y da su esencia inconfundible con un toque a hierbas aromáticas. En boca sorprende su sabor goloso y afrutado.
Como curiosidad mencionar que fue el primer Albariño en incluir la lectura en braile en su botella.
Llega la tercera copa como una bomba de personalidad con la variedad más exclusiva de las bodegas, el Señor da folla verde. Esta vez acompañado por el plato fuerte compuesto por taco de rape al horno con base de txangurro.
Señor da folla verde es el favorito de los comensales. Hablamos de otro Rías Baixas elaborado con uvas albariño (70%), treixadura (15%) y loureira (15%).
Su aroma recuerda a fruta madura con rasgos florales. En boca destaca un sabor cálido, selecto y con mucha fuerza.
Con el objetivo de complementar los licores de la casa, nos deleitan con un postre que combina torrija y helado, una mezcla exquisita de frío y calor en paladar.
Para finalizar y como remate al café, presentan uno de los productos más innovadores que he visto en mucho tiempo: Las Gotas del Marqués, monodosis de aguardiente de orujo presentados en un exclusivo envase con sistema de apertura fácil y antigoteo. Ésta opción se completa con crema de licor, aguardiente de hierbas, anís seco, brandy, ron dominicano añejo y whisky escocés.
Un vino con esencia familiar
Tuve la suerte de sentarme a la par de Jorge y así, además de compartir -y aprender- conocimientos sobre enología, pude escuchar de primera mano sus divertidas anécdotas de la infancia.
“Me he criado debajo de una vid y por eso el vino es parte de mi, es algo de familia”, decía acompañado de una amplia sonrisa que no desapareció en todo el evento.
Y efectivamente así es, ya que la primera añada de las bodegas nació el mismo año que Jorge, en 1968.
Marqués de Vizhoja no es solo marca, sino tradición. Desde el más mínimo detalle como son las uvas de su albariño hasta el diseño de la botella, tienen historia.
Su sello de identidad
Fue un error tipográfico de la imprenta el que dió nombre a éste producto que, en un principio, iba a ser presentado como “Vidhoja”. El cambio de una simple letra le dió una identidad abrumadora. Y es así como surgen los mejores nombres, sin querer.
En cuanto al diseño de su botella, destacar que ha cambiado con respecto a los últimos años, siempre conservando el color verdoso del vidrio y complementándolo con una curvatura que emana personalidad.
Lo que prevalece pero en un formato más cómodo, es el sello de la marca, que ha pasado de ser de hilo a estar grabado en cada unidad.
Su distintivo, como todo lo demás, también tiene una historia.
Todo se remonta al año de fundación de las bodegas, 1968, cuando Mariano Peláez gana el premio “Hoja de parra”, vegetal que se convertirá en la marca personal de sus productos.
Si has llegado al final del artículo es porque la historia de los Peláez y sus bodegas, Marqués de Vizhoja, te han enamorado tanto como a mi.
El siguiente paso es atreverte a emprender un viaje a una de las tierras más bonitas de España, con el objetivo de descubrir el arte que desprende cada gota de sus maravillosos vinos. No te pierdas la finca La Moreira, su entorno y gastronomía.
¿Te lo vas a perder?