En la Quinta Avenida de Roma, en el corazón de la Ciudad Eterna donde se respira La Dolce Vita, en uno de los palacios históricos de Vía Veneto, ha abierto sus puertas la Hamburgheria de Eataly, el primer restaurante de comida rápida de alta calidad; consiguiendo que el término “comida rápida” sea antónimo de comida basura para pasar a ser sinónimo de calidad, excelencia y comida saludable.
Eataly nos brinda la oportunidad de disfrutar de la excepcional carne italiana a precios sostenibles, presentada de manera muy variada y apetitosa, desde la forma más clásica a la más original, acompañándola de las más frescas frutas y verduras, en una atmósfera relajante y acogedora.
Gracias a Eataly el concepto de hamburguesa deja de ser un simple trozo de carne entre pan y pan que se come rápidamente sin a penas disfrutar, y se convierte en una auténtica experiencia para el paladar y para los sentidos, que se puede disfrutar, además de en el propio restaurante, mientras se pasea por las fascinantes calles y parques romanos o llevándonoslo a la tranquilidad del propio hogar .
En sus 300 metros de local, la Hamburgheria de Eataly ofrece un agradable ambiente que combina la modernidad con el encanto de la histórica carretera de Roma Fellini y que se culmina con la luminosidad que aporta su gran vitrina. Un lugar idóneo para cualquier ocasión: tanto para celebraciones y eventos varios, como para una cena romántica o para simplemente hacer un descanso en medio de la ajetreada vida de la capital italiana.
Eataly consigue transformar la vieja concepción de hamburguesería como punto de encuentro tan sólo para los mas jóvenes para hacer que la Hamburgheria de Eataly en Roma sea un punto de encuentro y referencia social, cultural, empresarial y festivo para todas las edades. Todo ello, unido a la frescura y amabilidad de su joven plantilla de profesionales, potencia la renovación del concepto de hamburguesería convirtiéndolo en algo mucho más importante y significativo que un simple lugar donde solamente se come y se bebe: es un lugar donde la buena comida se anuncia a la nariz desde la cocina, porque la buena comida, entra antes por los sentidos que por la barriga.
Porque al fin y al cabo, comer y beber no es simplemente el acto de ingerir alimentos o bebida, es un concepto mucho más amplio; es un placer, un acto social, una experiencia. Somos lo que comemos y sinceramente, la vida es demasiado corta como para beber y comer mal.