La piña es una fruta que nunca me la hubiese imaginado en una tarta de estas características, quizás en una hojaldrada o en una macedonia… Pero jamás en un postre tan esponjoso y tan suave.
Para esta receta vamos a necesitar:
- 2 latas de piña en rodajas (en su jugo)
- 400ml de nata para montar (sin lactosa en el caso de los intolerantes)
- Bizcochos tipo soletilla o galletas sin gluten y sin lactosa (en el caso de los intolerantes)
- Mantequilla (sólo en el caso de los intolerantes)
- Gelatina neutra en polvo (1 sobre) o en láminas (7 láminas)
- 4 cucharadas soperas de azúcar blanco (con copete)
- Molde desmoldable
Para empezar, vamos a cubrir toda la base del molde con los bizcochos de soletilla (intentando que no queden espacios) o con las galletas sin gluten y sin lactosa.
Si optamos por la segunda opción, cogeremos un vaso batidor y las trituraremos hasta hacerlas polvo.
Fundiremos la mantequilla al microondas e incorporaremos las galletas.
Una vez hecho esto, extenderemos la mezcla uniformemente sobre el molde con ayuda de una cuchara.
En un vaso batidor vamos a poner la piña en rodajas (reservando 3 para decorar) y la vamos a triturar (sin tirar el jugo de la piña).
Cuando tengamos triturada la piña, vamos a separar el jugo en dos recipientes, la mitad la ponemos en un bol y la otra mitad la echaremos en un cazo para calentar.
Pondremos el fuego medio-alto y lo tendremos hasta que rompa a hervir, cuando haya hervido lo separamos del fuego y le incorporamos la gelatina en polvo y removemos con unas varillas.
Si usamos gelatina en láminas hay que hidratarlas previamente. Las meteremos una a una en agua fría durante 7 minutos.
Cuando se hayan hidratado, las escurrimos un poco con nuestras manos y las metemos en el cazo con el jugo de la piña y removemos bien.
Posteriormente, vamos a unir ambos jugos y movemos hasta que todo quede bien disuelto.
Procederemos a montar la nata con el azúcar con la ayuda de unas varillas (no hay que montarla del todo).
Una vez tengamos todas las elaboraciones realizadas, vamos a ir dando forma a nuestra tarta.
En un bol, juntaremos la piña triturada con su jugo y poco a poco le iremos incorporando la nata con movimientos envolventes.
Cuando la mezcla haya quedado homogénea la pasamos al molde desmoldable, la decoramos con las rodajas de piña restantes y la llevamos al frigorífico al menos 12 horas para que cuaje (mejor si es de un día para otro).
Trucos:
¡Para los intolerantes a la lactosa y los celíacos! si no queréis usar galletas podéis hacer algunos de estos bizcochos.
Cuando vayamos a cambiar la gelatina de recipiente, hay que estar muy atentos y remover bien (ya que tiende a quedarse en el fondo).
Es mejor que la nata esté bien fría para que monte mejor.
Aporte calórico:
Esta tarta es una delicia y además no es uno de los postres con más contenido calórico ya que la piña por 100g tiene tan sólo 50kcal.
La piña, es rica en vitamina A, vitamina C y calcio, también, es digestiva, nos ayuda a combatir la celulitis y es diurética.
Es un postre riquísimo y que no nos hace sentir culpables al comerlo.