Las 21 horas y 34 minutos, llego a casa y fiel a mis rutinas enciendo la radio mientras me preparo la cena. La última hora era un tiroteo en París, se hablaba de un atacante que había comenzado a disparar a la policía con un kalashnikov. Rápidamente llamé a mi hermano, residente en la capital gala, para confirmar que estaba bien, como sabéis, hace tres días, estaba paseando por el lugar de los hechos rodeado de militares.

Para más inri, sintonizo el canal 24 horas de TVE, pagada con nuestros impuestos, y tengo que soportar a un grasiento obeso comunista que dijo: "hay gente que no ve otra salida que inmolarse", decir sin ningún pudor, que la culpa de los atentados es nuestra por no permitir la entrada de los inmigrantes ilegales.

Pero no crean que los tertulianos se alteraron, al contrario, a los buenistas progres no les importa los 240 muertos en los últimos 3 años que han causado los yihadistas en Francia, lo que les preocupa es que gane Le Pen.

Pero lo peor de todo, el lado más siniestro y macabro de esta situación, es la negligencia que muestran nuestros políticos para hacer frente a esta situación. La culpa es de nuestros gobernantes, los mismos que han colaborado a crear este cáncer que ya se ha convertido en metástasis. Estos analfabetos buenistas, son los que han convertido Europa en un campo de batalla. Hemos alcanzado tal nivel de degradación, que ya no nos sorprende ni nos escandaliza, que cada mes, algún yihadista decida islamizar un poco nuestro territorio.

Empezamos a verlo como algo normal y eso es, en gran parte, debido a los canallas que nos dicen que la mejor forma para erradicar el terrorismo es encender velitas, poner cancioncitas y homenajear con algún estúpido ''slogan'' en las redes sociales a las víctimas de esta barbarie. Mientras tanto, los políticos, siguen utilizando nuestro dinero para subvencionar mezquitas y dar todo tipo de ayudas sociales a esta escoria humana.

Como último ejemplo tenemos al yihadista detenido en el País Vasco; cobraba 1.800€ todos los meses en concepto de ayudas sociales.

Ahora gracias a estos cretinos ignorantes, mi padre, mi madre, mis hermanos, mis amigos, mis conocidos, mis compatriotas, pueden ser los próximos en morir a manos de la escoria yihadista que han permitido entrar en Europa.

Servidor o cualquiera de ustedes, podría haber sido una de las víctimas del atentado de París si se nos hubiera ocurrido viajar en esas fechas; podríamos haber sido las víctimas del atentado de Niza si se nos hubiera ocurrido ir a presenciar los fuegos artificiales en el paseo de los Ingleses, pero yo o usted, quizá seamos las próximas víctimas si el próximo yihadista decide que la ciudad que hemos escogido para pasar nuestras vacaciones o en la que residimos, merece un poco de islamización.

En definitiva, lo que vivimos en Europa es sólo el inicio del despertar de los zánganos que ha estado criando el yihadismo en nuestro territorio con la inestimable ayuda de nuestros gobernantes. Urge una reforma total de la ley migratoria, urge quitar la nacionalidad a todos aquellos que estén relacionados con el yihadismo de forma directa o indirecta y expulsarlos, urge establecer controles más estrictos en nuestras fronteras, urge eliminar y si es necesario derribar las mezquitas que promulgan el terrorismo, urge erradicar los guetos que se han convertido en ‘’mini estados islámicos’’ en nuestro país, urge extirpar a los cómplices que callan a sabiendas lo que ocurre en esos guetos.

Urge dejar lo ‘’políticamente correcto’’ y comenzar a actuar ante esta barbarie antes de que sea demasiado tarde y no haya vuelta atrás. La tolerancia jamás puede dar cabida a la intolerancia y ni mucho menos ayudar a que se imponga en nuestra cultura.