Ante el abaratamiento en el precio del dinero, la inversión en bolsa se ha constituido en una clara alternativa para rentabilizar los ahorros. Este hecho se ha traspasado a que el índice de la renta variable española ha concatenado seis subidas sucesivas en los últimos meses.
Hasta el punto de que el Ibex 35 se ha situado en niveles de los 8.200 puntos, uno de los más altos desde que emergiese la pandemia de la COVID-19, en la que se desplomó desde los 10.000 a 6.000 puntos en una de las mayores caídas que se recuerda a los mercados bursátiles nacionales.
Pero poco a poco se ha ido recuperando al ser uno de los mercados financieros más rentables, aunque a costa de asumir más riesgos que en otros activos financieros. Con unos sectores bursátiles que hasta ahora (eléctricas, empresas farmacológicas, etc.) han tenido un mejor comportamiento que otros (bancario, compañías de seguros y constructoras).
La bolsa, en positivo durante el mes de febrero
Dentro de este contexto general, la bolsa española ha empezado el mes de febrero de la mejor manera posible, al anotar alzas en cada de las sesiones de bolsa y hasta conseguir una revalorización cercana al 3%, aunque son los bancos los que mejor han respondido mejor a la presión de las compras por parte de los grandes inversores, después de que enero se haya saldado con un signo negativo que ha hecho imponer la preocupación entre los ahorradores.
De todas las formas, la volatilidad en los mercados de renta variable se está constituyendo en uno de sus puntos de referencia.
Más rentabilidad a medio y largo plazo
Uno de los motivos por los que los pequeños y medianos inversores están apostando por la bolsa es porque es el único mercado donde se pueden obtener rentabilidades más o menos interesantes, al menos en lo que se refiere al medio y largo plazo desde el momento de la toma de posiciones, en detrimento de otros sectores alternativas que no terminan de arrancar y muestran mayores peligros en la inversión.
En detrimento de la renta fija
Otro de los aspectos que incitan a esta clase de inversiones es que los tradicionales productos de ahorro (depósitos a plazo fijo, cuentas bancarias y algunos bonos) apenas rebasan el medio punto porcentual como rentabilidad anual, debido a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) desde hace varios años para llevar el precio del dinero casi en terreno negativo.
Como consecuencia de este escenario, no pueden rentabilizarse los ahorros con estos productos para la inversión de particulares. Por tanto, se ha producido un trasvase del dinero que estaba en los mercados de renta fija a la variable, como única opción para obtener unas plusvalías más sugerentes.