Los datos están impulsando el crecimiento y el cambio en el siglo XXI en la forma en que lo hizo el petróleo el siglo pasado. A medida que más actividades comerciales migran y dependen de Internet y la computación en la nube (cloud), se recopilan y almacenan grandes volúmenes de datos. El llamado "universo digital" se está expandiendo a un ritmo asombroso.

Datos cualitativos

La calidad de los datos también ha cambiado desde bases de datos estáticas de nombres e información personal (como edad, sexo, ingresos y dirección) a flujos de información en tiempo real (como búsquedas en Google, fotos y publicaciones de "me gusta" en las redes sociales), preferencias de compras en plataformas de comercio electrónico, información generada por teléfonos inteligentes y la avalancha de datos de sensores conectados en motores, refrigeradores y otros dispositivos en el Internet de las cosas).

Los usuarios están dejando un rico rastro digital donde quiera que vayan.

Además, a medida que aumenta el volumen de grandes datos (big data), el valor de éstos aumenta. Los datos que se recopilaron inicialmente para publicidad dirigida, ahora se pueden implementar con inteligencia artificial o tecnologías "cognitivas" (como alertas de fraude, reconocimiento de voz y detección facial) para identificar nuevas fuentes de ingresos.

La transformación de los datos

La transformación basada en datos se está convirtiendo en una cuestión de supervivencia en muchos sectores de la industria. La tecnología digital (movilidad, análisis, nube y otras) requiere un salto cualitativo en la agilidad de las operaciones.

Las operaciones digitales de una empresa son rápidas con tiempos de ciclo de transacción cortos que requieren altos niveles de interactividad y colaboración.

Las actividades efectivas de transformación y las respuestas a la disrupción digital requieren una fuerte alineación e integración con la empresa y sus objetivos centrales en evolución e iniciativas estratégicas, especialmente aquellas que involucran interacciones de alto valor con los clientes.

Pero estos datos deben manejarse con sumo cuidado. Un caso resonante fue el de la consultora Cambridge Analytica, que se ha visto comprometida en una fuerte discusión al descubrirse que recopiló datos de más de 50 millones de usuarios de Facebook, para favorecer a la campaña del presidente norteamericano Donald Trump, en las elecciones presidenciales de 2016.

Argentina a partir de la reforma constitucional de 1994 (acción de Habeas Data en su art. 43 para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de datos) y con la sanción de la ley 25.326 (protección de datos personales) dio un progreso a todo lo referido a la protección de los datos de las personas, con derechos vinculados a las garantías constitucionales que protegen la intimidad, pero el desarrollo tecnológico que se ha experimentado en la última década ha sido más vertiginoso que la parsimoniosa justicia.