Desde hace ya algunos años se viene escuchando que el crecimiento de la población humana a nivel global es insostenible para el planeta Tierra y lo que este puede soportar y alimentar. Según los teóricos que defienden esta postura, en resumidas cuentas, somos demasiados humanos para un planeta tan pequeño, por tanto debemos empezar a controlar la población mundial para evitar el colapso del planeta. Los humanos somos como langostas devorando el mundo, y por ello debemos tomar medidas para controlar la plaga humana.
La postura de la superpoblación se ha popularizado entre las gentes del primer mundo, calando en la cultura popular.
Novelas como “Inferno” de Dan Brown han contribuido a ello. Si recordamos la trama del best- seller, una maligna organización pretende lanzar una letal enfermedad, similar a la peste negra, para acabar con la vida de un importante número de personas, poniendo fin al problema. Libros, revistas, programas de televisión y pseudo intelectuales ametrallan a la audiencia con el temor a la superpoblación; sencillamente, aseguran, no hay para todos, por ello, insinúan, no debemos sentirnos apenados por las terribles enfermedades y violencias que azotan a los países pobres, pues así, se controla más o menos, la población mundial. Ayudar a estos países a alimentar a sus gentes y acabar con la violencia que los azota, acabaría llevando a la tan temida superpoblación y al colapso de la civilización humana.
Sin duda, hay que reconocerlo, el tema es una excelente premisa para una novela, como demuestra Brown, pero mirando desde un punto de vista realista, la hipótesis no se sostiene. Se habla de que el planeta no puede alimentar a tanta gente, pero, curiosamente, a los teóricos y divulgadores de la teoría, que resultan ser siempre blancos y occidentales, que nunca han pasado hambre ni necesidades, se les olvida mencionar lo injusto del reparto de la economía mundial.
Tal vez, lo que es insostenible no es la superpoblación que ellos dicen padece el planeta, sino que el 80 por ciento de la riqueza del mundo, en la que se incluyen los alimentos, estén en manos del 20 por cien de la población total, es decir, los países occidentales controlan la inmensa mayoría de los recursos económicos del orbe.
Tanto es así que, a diario, la Unión Europea, destruye miles de millones de toneladas de excedente alimentario. No hace falta ir a las cifras, solo al supermercado; ¿Cuánta comida apta para el consumo tiran a la basura los supermercados solo porque no se ha podido vender o tiene algún defecto de forma?
Realmente el planeta Tierra puede sostener una ciclópea población humana sin problemas. Lo que no es sostenible, insisto es el actual reparto de los recursos que el planeta ofrece o la actual distribución de tierras para el mantenimiento de un patrón alimentario claramente ineficiente. Como se decía no hace mucho, no es que falte dinero, es que sobran ladrones. En otras palabras, no es que haya mucha gente en el mundo, es que unos tienen mucho, mientras otros no tienen nada y es esta realidad la que se esconde detrás de la mentira de la superpoblación. Al fin de cuentas, de lo que se trata con esta teoría descabellada, es de hacer a los ricos aún más ricos haciendo a los pobres aún más desgraciados.