Tal vez sea una conclusión demasiado simple decir que fue una noche bastante difícil para los albicelestes, cuyo resultado resonará por los años y por la historia de los Campeonatos del Mundo, especialmente por lo que significa para la carrera de uno de los mejores futbolistas de siempre. Pero es simplemente esto: Croacia está en los octavos de final del Mundial 2018 y Argentina está en apuros.
Después de dos partidos en Rusia, Messi y compañía están prácticamente fuera de la competición, y pueden empeorar, dependiendo del resultado de Nigeria-Islandia que este viernes cierra la segunda ronda del Grupo D.
La otra cara de la selección argentina
A jugar con el peso de las expectativas de una nación entera sobre los hombros, Messi no hizo la diferencia en el campo de juego; Las opciones erráticas de Jorge Sampaoli llevaron a Argentina al naufragio, abatida por tres goles sin respuesta, en la peor derrota de la albiceleste en partidos de la fase de grupos de un Mundial desde que en 1958 había sido golpeada 6- 1 por Checoslovaquia.
Pero esa no era la Argentina de Messi, no era la Argentina subcampeona del mundo en 2014.
Sampaoli hizo tres cambios en el "once" que presentó en su debut contra Islandia (1-1), dejando que Rojo, Biglia y Di Maria cedieran su puesto a Mercado, Acuña y Enzo Pérez. Pero, sobre todo, continuó dejando en el banco de suplentes jugadores como Higuaín o Dybala. Y, cuando decidió recurrir a ellos, ya era demasiado tarde. Una presa fácil para una Croacia organizada, y que mostró instinto predador en el ataque, Argentina era un edificio en ruinas que termino por derrumbarse por los golpes de Rebic, Modric y Rakitic.
Messi volverá a ser blanco de las criticas
En un reencuentro entre dos selecciones que fueron adversarias en el Mundial 1998 (Argentina ganó por 1-0, pero la debutante Croacia, en la primera participación como nación independiente, llegó más lejos, y sólo cayó en las semifinales) la expectativa era para ver Messi.
Después de haber fallado un penalti frente a Islandia, el "astro" argentino volvía a ser llamado al escenario. Pero estuvo siempre lejos de los reflectores (no jugó, y no hizo jugar), como se percibe por el hecho de que los argentinos no hicieron un solo remate enmarcado con la baliza adversaria durante la primera parte. El más cercano que estuvieron fue cuando el deportista Acuña hizo el balón rozara el poste, en un tiro cruzado.
Después de 45 minutos marcados por la ausencia de situaciones de peligro, el encuentro ganó emoción en el segundo tiempo. Pero fue demasiada emoción para el corazón de los argentinos. Todo empezó a caer cuando el portero Caballero se comprometió: tras el retraso de un defensa, el guardián dejó la pelota demasiado corta, al alcance de Rebic, que no perdió tiempo, y sin dejar caer la pelota, el croata se disparó de primera a gol.