Después de dos derrotas esperpénticas ante los Houston Rockets (88-120) y los Orlando Magic (98-116), que seguían confirmando su mal inicio de año, los Cavaliers obtuvieron ayer una ajustada victoria sobre los Minnesota Timberwolves en la prórroga por 138-140. Una canasta salvadora de Lebron James en el último segundo que, sin embargo, no puede esconder el horrendo partido que realizó su equipo a nivel colectivo.

El de ayer fue un partido en el que si únicamente valoráramos las estadísticas podríamos pensar en un trepidante choque entre ambos equipos: 278 puntos totales ysus 40 triples combinados (19 y 21, respectivamente) marcaron un nuevo hito en la NBA superando los 39 que en 2016 anotaron los Dallas Mavericks (18) contra los Golden State Warriors (21).

Además, Lebron James consiguió un nuevo triple-doble de 37 puntos, 10 rebotes, 15 asistencias y otro tapón de los que duelen sobre Jimmy Butler, quien a su vez sumó 35 puntos para los de Minnesota.

Otro que también pareciera inspirado fue JR Smith con 6 triples (20 pts y 6/11 en T3) o el polivalente Karl-Anthony Towns, quien aportó un doble-doble de 30 puntos y 10 rebotes... y un ¡6/6 en triples! Y es que los escuderos de ambos equipos no quedaron rezagados en cuanto a puntuación: Tristan Thompson con 17 puntos y Kyle Korver con 14, o Andrew Wiggins con 19 y Jeff Teague con 14 puntos y 15 asistencias.

¿Bonito no?

La realidad fue, no obstante, muy diferente: la actitud defensiva de ambos equipos fue vergonzosa. Una acusación que no es nueva en la NBA y que, a pesar que en los últimos años sus equipos han tratado de mejorar esta faceta, ayer fue de escándalo.

A pesar de ser más laxos en cuanto al contacto se refiere en relación al baloncesto europeo, el partido fue una sucesión de desajustes defensivos más propio de nuestro baloncesto base en las escuelas. Con el agravio, en el caso de los Cavaliers, de ser un conjunto aspirante al título. Demasiadas transiciones fáciles, segundas oportunidades y 1x1 superados al primer paso sin ayudas.

Suerte tuvimos entonces del acierto des del perímetro para dar un poco de espectáculo.

En todos los deportes, los equipos entran en dinámicas ganadoras y perdedoras a lo largo del año. Sin embargo, cuando se instala en un vestuario la apatía y la falta de actitud, debe remarse duramente a contracorriente para mantener ese proyecto deportivo. Dura e inteligentemente. Todos salvo James, aunque fuera incluso protagonista del rumor más sonado del año en la NBA, pueden estar en la rampa de salida y a los Cavaliers no debe temblarle el pulso a la hora de tomar decisiones valientes.