El culebrón Neymar terminó mal. Muy mal. Se fue del Barça por la puerta de atrás y en aquel momento se hablaba del fin del equipo azulgrana. El Real Madrid venía de ganar Liga y Champions y de atemorizar al continente con una contundencia demoledora. El Barça estaba en horas bajas y encima perdía a un jugador considerado top-3 del mundo.
Sin embargo, el tiempo todo lo cura. Cuatro meses después, la luz ha vuelto a Barcelona. La llegada de Ernesto Valverde al banquillo ha devuelto la tranquilidad y la coherencia a un vestuario que está más unido que nunca.
Messi sigue reinando y se ha recuperado la mejor versión de varios jugadores.
Jordi Alba, el mejor lateral izquierdo del planeta
Probablemente el jugador que está más agradecido a Neymar y a Luis Enrique. A sus salidas claro. Sin ellos, ha vuelto a adueñarse de la banda izquierda. Ha recuperado el nivel que le llevó a ser considerado como uno de los mejores laterales del planeta. Físicamente vuelve a volar. Su sociedad con Messi es letal y el propio jugador ha admitido que se ve incluso a mejor nivel que en 2012, cuando fue decisivo en la final de la Eurocopa de Rusia y Ucrania.
Los números que presenta son sencillamente espectaculares. Es el tercer máximo asistente de la liga, solo superado por Pione Sisto (Celta) y Andrés Guardado (Betis).
Ningún defensa de la liga española ha completado más de 400 pases en campo contrario. Pues Jordi Alba lleva 474. En el Barça solo le superan Messi, Busquets y Rakitic. Es el sexto jugador con más precisión en fase ofensiva del campeonato.
Por si fuera poco, ha contribuido con goles importantes, como el empate in extremis del Barça en Mestalla o los dos goles anotados con la Selección.
Está rápido en defensa y decisivo en ataque. Y todo eso se debe fundamentalmente a la confianza que le ha transmitido Ernesto Valverde y al vacío que dejó la salida de Neymar en ese carril izquierdo.
Iniesta, el regreso de un mago
Otra consecuencia de la salida de Neymar y de la lesión de Dembélé fue la necesidad de ser más equipo.
Era el momento de priorizar el colectivo y hacerse fuerte con el compromiso de todos. Para ello, Valverde propuso un estilo en el que primasen tres pilares fundamentales. Por un lado las líneas muy juntas, dejando poco espacio al rival. En segundo lugar, recuperar el juego de toque y la paciencia de años atrás. Por últimos, la presión tras pérdida, de manera que un esfuerzo de 10-15 segundos tras perder el balón, sea suficiente para recuperarlo.
Estos cambios han generado un Barça sólido, con un bloque unido tanto en defensa como en ataque. La consecuencia principal es la vuelta del mejor Andrés Iniesta. Un Fútbol de toque le viene mucho mejor al manchego. Con la MSN y el fútbol vertical, muchas veces el balón ni pasaba por el centro del campo.
Pero ahora todas las jugadas pasan por la calma de Iniesta, que descansado vuelve a ofrecer su mejor versión. Magia pura.
Probablemente, si nos dicen en agosto que en diciembre el Barça se hubiese recuperado de esta manera... nadie se lo hubiese creído. Nos deja algo muy claro: los jugadores pasan, el equipo permanece.