Increíble. Nada hacía pensar que Boston podía tener alguna oportunidad en una serie que se le complicó (y de qué manera) tras perder los dos primeros duelos en el TD Garden, y sin su estrella, Isaiah Thomas, con dolencias en la cadera. Y menos aún cuando perdían por 21 puntos. Pero los Celtics son una franquicia especial, la más laureada en la historia de la NBA, y su leyenda es muy alargada.
Ayudó a esta victoria que LeBron James, que venía promediando algo más de 34 puntos partido en estos playoffs, se quedó en unos paupérrimos 11, con apenas un 30% de acierto y un rosco desde la línea de tres tras cuatro intentos. Si a ello se le suma el descomunal partido de Marcus Smart (27+5+7), que entró en el quinteto titular en detrimento de Thomas, Boston pudo mostrar su mejor versión. No en juego, pero sí en intensidad y fe. Los de Brad Stevens mejorar exponencialmente sus estadísticas, pasando del 37% en tiros de campo del Game 2 al 46%, pero sobre todo desde el triple, pasando del 29% al 46%, con Smart a la cabeza y su 7/10.
Si los Cavs pudieron obtener ventajas tan grandes a lo largo de este tercer partido, esta vez no fue por LeBron y sí por jugadores como Kevin Love (28+10), Kyrie Irving y sus 29 puntos con 7 asistencias o el propio Tristan Thompson (18+13), líder en la pintura y un arma fundamental en estos Cavs. Pero esta vez la rotación no fue tan amplia y Tyronn Lue apenas dio oportunidades y el banquillo tan sólo aportó 9 puntos, un dato que contrasta con los 40 del partido anterior.
Boston creyó
La primera mitad fue de dominio local, que muy pronto cogió la delantera, y aunque el nivel no fue el del Game 2, los Cavs mandaban, la distancia iba creciendo con el paso de los minutos, con los puntos en la pintura de LeBron y Tristan Thompson y el acierto desde el perímetro de Kevin Love, Irving y JR Smith.
Así, del 6-5 se pasó al 77-56 mediado el tercer cuarto. Pero lo que parecía un nuevo barrido de Cleveland, se convirtió en esperpento en el último cuarto. LeBron no anotó y su equipo lo pagó caro. Desde ese +21, los Celtics crecieron, creyeron, defendieron y anotaron mucho. Poco a poco fueron reduciendo las diferencias y al final del tercer cuarto todo estaba en el aire (87-82).
Las diferencias eran muy pequeñas y hubo muchos cambios de líder en el cuarto envite. Una canasta de Jonas Jerebko a falta de 30 segundos hacía saltar las alarmas en 'The Q', y aunque Kyrie Irving aparecía para poner el empate a 108 a falta de 10 segundos, la última posesión era para Boston. Ahí apareció Avery Bradley y su triple con suspense y casi sobre la bocina, para hacer saltar por los aires todas las apuestas, dejar a los Cavs sin el récord de 13-0 en playoffs y poner el 1-2 en la final. No lo olvidemos, sin Isaiah Thomas. Orgullo verde.