Los rituales satánicos siempre han estado rodeados de un oscurantismo por el halo misterioso y desconocidos que los cubren. Las malas interpretaciones sobre lo que es el satanismo y la información difusa que se tiene sobre estas creencias hacen complicado que el fenómeno pueda ser analizado profundamente. Sin embargo, a día de hoy siguen existiendo sectas que organizan reuniones con un alto grado de clandestinidad donde llevan a cabo extraños rituales, conocidos como "misas negras". Y un escenario estos conventículos fue el monasterio de Sant Pere de Casserres que obligó a varios religiosos a tomar cartas en el asunto allá por 2002.
El monasterio de Sant Pere de Casserres fue escenario de ritos satánicos
Sant Pere de Casserres es un monasterio benedictino que data de los primeros años del siglo XI. Situado en la parte barcelonesa de la comarca de Osona, el recinto religioso vivió años de esplendor hasta que en el siglo XVIII fue abandonado por los religiosos y cayó en manos de particulares. El lugar, a pesar de ser conservado y restaurado por particulares y entidades políticas comarcales, fue punto de reunión de sectas satánicas donde han llevado a cabo sus misas negras en al menos tres ocasiones durante los últimos 150 años.
En ellas, como apuntó en su día el programa de radio Milenio 3, la iglesia del monasterio de Sant Pere de Casserres profanada fue por varios ritos satánicos.
El último del que se tiene constancia tuvo lugar en la década de los 80, que fue recogida en la prensa local. Durante esta reunión, se habría invocado al Diablo para que en la zona provocara viento frío y tormentas de granizo, culminándose el misterioso ritual con una orgía colectiva.
Tres religiosos tuvieron que bendecir la parte de la iglesia del monasterio catalán
Los rituales satánicos en el monasterio de Sant Pere de Casserres eran tan sonados que en el año 2002, las instituciones religiosas de la zona tuvieron que intervenir. Tres obispos se vieron obligados a realizar una misa de reconciliación en la iglesia para rehabilitar el culto católico en ella.
Uno de ellos fue Josep M. Guix, por aquel entonces obispo de Vic. Lo llamativo es que antes de la misa que bendecía el lugar, las crónicas cuentan que en el lugar se desató una fuerte tormenta y que hasta que no acabaron los oficios en el interior del templo religioso catalán no salió el sol.
Actualmente, el conjunto religioso alberga una exposición donde se recuerda de forma interactiva la vida de la comunidad religiosa que allí habitó. En ella, todavía están presentes las leyendas e historias que no hace mucho tiempo marcaron al templo religioso de la comarca de Osona.