La playa de La Concha es el gran emblema de Donosti. Por ella han pasado reyes y nobles en busca de refugio veraniego; ha sido escenario de episodios de piratería y saqueos; u observó a los enfermos de peste que eran trasladados a la cercana isla de Santa Clara en el siglo XVI. Sin embargo, pocos donostiarras recuerdan un episodio que tuvo lugar en ella el día del mismo fin de la Segunda Guerra Mundial en el frente europeo y que los testigos vincularon directamente con Hitler.
Un avión nazi accidentado en la orilla de la playa de La Concha
Era el 8 de mayo de 1945.
Berlín había caído y la Segunda Guerra Mundial había acabado en Europa durante ese mismo día. Nada se sabía del paradero de Hitler hasta que fue encontrado en el búnker por las tropas soviéticas. No obstante, antes de que esto se produjera, los rumores corrieron como la pólvora en Donosti. A las seis de la mañana de ese día, la playa de La Concha amaneció con un misterioso visitante. Se trataba de un avión nazi que permanecía estrellado en la orilla ante la atónita mirada de los más madrugadores. El diario ABC recogió la noticia y aseguró que un avión procedente de la Alemania nazi se había estrellado en las aguas próximas a la ciudad vasca, donde podía haber viajado Hitler para huir a España, aunque no se había encontrado su cuerpo.
En el avión nazi iba León Degrelle y varios acompañantes
Los rumores de una posible huida de Hitler a España corrieron por todo el país. A pesar de que se había difundido su suicidio, con la aparición de aquel avión nazi en la playa de La Concha se alimentó la información de que había intentado escapar por medio de sus aliados en España.
Y como su cuerpo no fue hallado junto al aeroplano siniestrado, se pensó que pudo fallecer en el accidente y su cadáver habría sido engullido por el mar. Las informaciones confusas no pararon de extenderse por Donosti hasta que se identificó a los ocupantes del avión nazi. Se trataba de seis individuos, donde destacaba uno que llevaba el distintivo de la Cruz de Hierro: era León Degrelle.
Degrelle fue el personaje más importante del nazismo en Bélgica, un jerarca que había sido condecorado por el propio Hitler. Al rendirse Alemania en la Segunda Guerra Mundial, emprendió su huida que acabó de forma accidentada en las costas de Donosti tras quedarse el aparato sin gasolina. A pesar de que se encontraron a los ocupantes (León Degrelle vivió amparado por el franquismo y murió en Málaga en 1994 bajo un nombre falso), los donostiarras no se conformaron con la versión oficial. Pronto cientos de vecinos comenzaron a rodear el avión nazi con caras de sorpresa. Algunos incluso cogieron restos del aparato y los guardaron como recuerdo. Pero todos coincidían en que en algún lugar de aquellas aguas, se encontraría el cuerpo de Hitler, pues para ellos la Historia no era la que habían contado.