La ley de la atracción es uno de los grandes secretos que se están estudiando hoy en día. Según la susodicha ley, si somos capaces de emitir la energía de una forma concreta, vamos a ser capaces de atraer otro tipo de energía similar a la que estamos proyectando.
Las fuerzas naturales que se encargan del orden se basan en un magnetismo que nosotros mismos somos capaces de generar y de proyectar. O sea, según la creencia de la ley de la atracción, son nuestros pensamientos positivos o negativos los que van a tomar forma en la proyección y, de esta manera, van a influir en nuestro entorno.
En resumen, nuestra mente y la forma que tenemos de pensar va a tener mucho más poder de lo que los individuos podrían sospechar.
Pero el funcionamiento de la mente del individuo alrededor de esta fuerza del universo no tiene ninguna clase de fundamento científico que defienda esta realidad. Por esta razón, según sea la manera en la que se plantee el pensamiento, va a obedecer más a una idea o a una leyenda que ha sido asimilada por la sociedad más que una ley en la que una persona puede creer o no.
Al no tener un fundamento científico, la ley de atracción va a depender de la creencia que tenga cada individuo sobre la misma. A pesar de que no se pueda defender esta ley desde un punto de vista científico, sí se puede extraer que es importante que el individuo sí confía que se merece todo aquello que está atrayendo para cubrir sus necesidades.
Lo primero que debe hacer el individuo es ser consciente de que puede atraer todo aquello que necesita
Cada situación que se vive en el día a día, cada acto que se lleva adelante, cada pensamiento que nos viene a la mente y cada emoción que se proyecta es algo mucho más grande de lo que el individuo puede llegar a imaginar, ya que se puede convertir en un influjo o en un aura que va a envolver la vida del individuo.
El individuo debe ser consciente que si tiene pensamientos negativos, si sigue una serie de creencias insanas o actúa según las mismas, lo único que va a conseguir es mantener un círculo de acontecimientos que no le van a beneficiar, todo lo contrario, serán negativos para él.
Por eso es muy importante conocer cuál es el tipo de aire psicológico que estamos creando a nuestro alrededor.
La ley de la atracción se basa en que seamos responsables a la hora de desear algo, de permitirnos ser felices y de ser libres a la hora de desear conseguir algo.
Hay que mantener los pensamientos de manera positiva, ya que los pensamientos se pueden convertir en palabras. Las palabras deben ser positivas, ya que las palabras se vuelven comportamientos. Si los comportamientos se vuelven positivos, se transformaran en hábitos. Si nuestros hábitos son positivos, se convertirán en nuestros valores. Si nuestros valores son positivos, estos se transformaran en nuestro destino.
Lo que somos capaces de sentir, realmente, proviene de nuestro interior, no de nuestro exterior
Tenemos que ser conscientes de aquello que merecemos y que tenemos derecho a obtenerlo, esto nos ayudará a priorizar acciones y a alcanzar todo aquello que nos merecemos.
La ley de la atracción se basa en la idea de que es la voluntad de la mente la que es capaz de reconstruir nuestra propia vida.
Mucha gente se deja llevar por esa cadena de deseos que los ha esclavizado, pero merece la pena llegar a una reflexión sobre cómo podemos llegar a ser esa persona que estamos deseando ser. Si el individuo es capaz de descifrar su voz interior, entonces, será libre.
Para lograr lo que soñamos debemos permitirnos a nosotros mismos descansar, luchar con todas las fuerzas por nuestros sueños o amar como queremos. De esta manera, lograremos que nuestros deseos se vuelvan realidad, tenemos que estar predispuestos a que nuestros logros se vayan haciendo realidad paso a paso, por escalas.