El laberinto del Minotauro fue construido por Dédalo en la isla griega de Creta, por orden del rey Minos, con la finalidad de encerrar al mítico Minotauro, una feroz criatura con cuerpo de gigante y cabeza de toro.
La leyenda cuenta que Poseidón hizo que Parsifae, la esposa del rey Minos, se enamorase de un hermoso toro blanco. De la unión entre ambos nació el temible Minotauro. Para evitar la vergüenza, Minos le pidió a Dédalo, arquitecto ateniense exiliado en su isla, que construyese un laberinto subterráneo tan intrincado que nadie fuese capaz de encontrar la salida.
El tributo de los atenienses
Mientras todo esto sucedía, Androgeo, hijo del rey Minos, fue asesinado en Atenas durante unas olimpiadas. Enfurecido, Minos le declaró la guerra a Atenas, saliendo vencedor. Después de haber ganado la guerra a los atenienses, Minos les impuso una condición: Atenas debía entregar a Creta un tributo de siete jóvenes varones y siete doncellas cada siete años, para que fuesen pasto del Minotauro.
El príncipe Teseo, hijo del rey Egeo de Atenas, quiso acabar con el tributo de los 14 jóvenes atenienses que debían alimentar al famoso monstruo del laberinto. Para ello, decidió ir a Creta y enfrentarse al temible Minotauro. Sin embargo, todos sabían que era imposible dar muerte al Minotauro.
Nadie conseguía salir con vida del laberinto: o le mataba el terrible monstruo, o se perdía en el laberinto para siempre y acababa falleciendo.
Cuando Teseo llegó a Creta, Ariadna, la hija del rey Minos, y por lo tanto hermanastra del Minotauro, se enamoró del apuesto joven ateniense y quiso ayudarle en su difícil empresa. Para ello, Ariadna consultó con Dédalo, el constructor del laberinto, y él le explicó que solamente había un camino posible para poder entrar y salir de allí.
Juntos urdieron un plan con el que Teseo conseguiría encontrar la salida del laberinto, si es que conseguía acabar con el monstruo.
Ariadna explicó a Teseo cómo llegar al centro del laberinto, donde se encontraba el Minotauro, y entregó una madeja de hilo, que él fue desenrollando a medida que avanzaba por los intrincados pasadizos.
Teseo llegó al centro del laberinto, luchó contra el Minotauro y consiguió vencerlo. Para encontrar la salida, no tuvo más que seguir el rastro de la madeja de hilo que había ido dejando al entrar, y cuyo extremo opuesto sujetaba Ariadna desde afuera.
Los lugares donde pudo estar el mítico laberinto del Minotauro
Se ha venido considerando que la base del laberinto del Minotauro fue el palacio de Cnossos, un lugar tan intrincado y repleto de construcciones extraordinarias que para el visitante tenía realmente la apariencia de un laberinto. Sin embargo, según un equipo de arqueólogos británicos, pudiera ser que el lugar que dio pie a la famosa leyenda fuese una antigua cantera próxima a Gortina, la antigua capital romana de Creta.
Se trata de una construcción de más de tres kilómetros de longitud, atravesada por una complicada red de túneles subterráneos, algunos de ellos sin salida. Además, para reafirmar esta hipótesis, las cuevas de Gortina se conocen en griego con el nombre de Labyrinthos. Como en su día declaró al diario Independent, Nicholas Howarth, geógrafo al frente de la expedición, “Hay cosas que ni la arqueología ni la mitología pueden explicar”.