Un descubrimiento en la zona sur de El Cairo, Egipto, en noviembre de 2018, ha dejado al descubierto docenas de momias de gatos de 6000 años de antigüedad, escarabajos de formas extrañas momificadas y una tumba que nunca había sido abierta. El lugar donde ha aparecido todos estos vestigios ha sido en el límite del histórico complejo piramidal de Saqqara.

En este descubrimiento tiene muchas diferencias con otros en la zona

Khaled el-Enany, ministro de Antigüedades de Egipto, ha explicado que este descubrimiento ha sido llevado a cabo por una misión arqueológica egipcia que llevaba trabajando en la zona desde principios del pasado mes de abril.

La tumba podría ser de la época de la Quinta Dinastía del Antiguo Reino y es extraña ya que tanto su puerta como su fachada se encuentran intactas, por lo que el contenido nunca habría sido visto. Se espera poder explorarlo en futuras incursiones arqueológicas.

El jefe del Consejo Superior de Antigüedades egipcias, Mostafa Waziri, ha señalado que en esta misión se han encontrado las primeras momias de escarabajo de la zona. Dichas momias estaban dentro de sarcófagos que habían sido sellados con dibujos de escarabajos, algo inusual en la historia de Egipto.

Entre las numerosas momias de gatos que han sido descubiertas habría unas cien estatuas doradas en forma de gato realizadas en madera y algunas dedicadas a la diosa Bastet realizadas en bronce (hay que recordar que los gatos tenían un lugar muy especial en la sociedad del antiguo Egipto y era momificados como ofrendas de carácter religioso).

También se han encontrado estatuas con forma de león, halcón y vaca en la susodicha excavación en Saqqara. Y se han encontrado objetos como: cestas de papiro, frascos canónicos, herramientas para escribir, amuletos, estatuas doradas con rasgos de Animales, sarcófagos de cocodrilos...

El gato era un animal especial para los egipcios

En el Antiguo Egipto, los gatos eran considerados animales protectores: según sus creencias, eran una encarnación del dios Ra como matador de Apofis (serpiente); pero ganaron mucha más influencia cuando les consideraron la encarnación de la diosa Bastet, que era un diosa adorada desde la segunda Dinastía (2890 a.C), que era la encargada de proteger los templos y los hogares.

Dice la leyenda que los egipcios se rindieron ante los persas, ya que estos llevaban un gato dibujado en sus escudos.