Los estudios epidemiológicos han demostrado que un exceso de tejido adiposo visceral aumenta significativamente el riesgo de aparición de psoriasis, enfermedad inflamatoria sistémica autoinmune y crónica, de origen genético, metabólico y ambiental. La grasa abdominal es, de hecho, un órgano activo, es decir, libera sustancias con efectos periféricos (endocrinos) o locales (paracrinos), que participan tanto en el metabolismo de lípidos y glucosa como en la inflamación. Por lo tanto, es necesario promover un estilo de vida saludable (seguir una DIETA equilibrada y hacer ejercicio a diario), para todos aquellos familiarizados con la psoriasis, con el objetivo de prevenir la aparición de la enfermedad.

Los pacientes con psoriasis deben contrarrestar la obesidad central (circunferencia abdominal) para mejorar los parámetros metabólicos (enzimas hepáticas, lípidos séricos y función renal), con el objetivo de reducir la inflamación crónica y responder mejor a la farmacoterapia sistémica (convencional o biológico), en términos de eficacia y disminución de los efectos secundarios. El análisis de correlación entre la obesidad y la grasa abdominal se informó en la revista American Journal Clinical Dermatology, en julio de 2016, por el grupo de investigación de la Sección de Dermatología y Venereología del Departamento de Medicina de la Universidad de Verona.

Incidencia de psoriasis

En las últimas décadas, la enfermedad ha aumentado en todo el mundo; 3 por ciento de la población sufre de esto.

La mayoría (85-90%) muestran placas de psoriasis (enrojecimiento y crecimiento de la piel), a menudo asociadas con lesiones, con picazón, dolor y sangrado. Alrededor del 25% de los pacientes también desarrollan artritis. Puede aparecer a cualquier edad y a menudo coexiste con otros trastornos de forma inflamatoria, como diabetes, dislipidemia, síndrome metabólico, hipertensión, enfermedad de hígado graso no alcohólico y síndrome de intestino irritable.

La enfermedad tiene un curso de recaída crónica, es decir, está sujeta a atenuación, regresión y reaparición de los síntomas. De moderado a severo, se trata con fototerapia y una serie de agentes sistémicos que incluyen inmunosupresores tradicionales (metotrexato y ciclosporina) o medicamentos biológicos.

Dieta a seguir

La dieta, si no se corrige, se considera entre los factores de riesgo de la psoriasis: algunos nutrientes, tales como hidratos de carbono, grasas grasos saturados y poliinsaturados (omega-6), pueden contribuir al estado pro-inflamatoria, a fin de evitar a base de cereales trigo, café y té negro, chocolate, pimienta, alimentos ahumados, carne roja procesada, quesos curados, glutamato de sodio, bebidas alcohólicas y tabaco.

Se ha demostrado para combatir la inflamación, sin embargo, monoinsaturadasy poliinsaturadas (omega 3), en el aceite de oliva virgen extra, las semillas oleaginosas y el pescado y alimentos ricos en fibra y vitaminas antioxidantes (frutas y verduras, con la excepción de los que pueden dar intolerancia subjetiva). En el Hospital de Verona, una pérdida de peso moderada, igual al 5% de su peso, fue capaz de mejorar la patología de la enfermedad y hacer que los sujetos fueran más receptivos a la terapia farmacológica