En la comedia “La muerte de Stalin” se contaba que él tenía en el Kremlin una sala privada de Cine, donde su género favorito era el Western, y su actor favorito, John Wayne, pese a que ambos eran radicalmente diferentes en ideología política. Esto se contó también en “El círculo del poder” de Andrei Konchalovski.

Pues en el libro “Las películas que vio Franco (y que no todos pudieron disfrutar). Cine en El Pardo, 1946-1975” de Josep Maria Caparrós (fallecido en marzo) y Magí Crusells, con prólogo de Paul Preston, se pueden conocer los gustos cinematográficos de otro dictador peculiar, Francisco Franco, el cual también tenía su sala de Cine privada en el Palacio de El Pardo.

Guionista de 'Raza' con pseudónimo

Franco fue el guionista de la película “Raza” (1941) de José Luis Sáenz De Heredia, una de las obras cumbre del cine franquista, aunque firmando con pseudónimo, Jaime De Andrade. Tuvo dos versiones, una con los americanos como los “malos” por la guerra de Cuba, y otra con esas alusiones y los saludos brazo en alto suprimidos. La primera versión era cuando España era aliada de la Alemania nazi, y la segunda de cuando tenía que llevarse bien con EE. UU.

Este mismo cineasta le dirigió en ese documental, obra maestra del culto a la personalidad de cualquier dictador, “Franco, ese hombre” (1964), para conmemorar los “25 años de paz”. Adulador, le decía que “Es el mejor actor que he conocido”.

Pese a ello, le costaría filmar al Caudillo como un hombre poderoso, cuando su físico era lo contrario: bajito, feo, desgarbado, calvo, voz aguda y unos andares peculiares. Por ello, le filmaron al estilo Orson Welles: contrapicado, es decir, desde abajo, y su voz no se escuchaba. Un locutor hablaba por él.

Pero el libro nos muestra cosas poco conocidas del Franco cinéfilo: primero, como la mayoría de dictadores, era muy narcisista, le emocionaba verse en el NO-DO o en algunas películas, incluso rompía a llorar.

Incluimos las películas caseras que filmó, con sus cacerías, pescas y demás.

Lo más interesante es qué tipo de películas veía. En esto era estricto: da igual lo que pasara en el planeta, dos veces a la semana veía películas. Primero el NO-DO, merienda y luego la película. Después, ni tertulia ni comentarios, sus invitados a casa, y él a su Dictadura.

Todas las películas eran seleccionadas por su mujer, Carmen, de una lista de asesores del Gobierno. De unas 2.000 películas, más de 900 eran de Hollywood. Su género preferido eran las comedias, más de 500 películas. Luego los dramas, policíacas y musicales. Su cineasta español favorito era Rafael Gil, amigo suyo.

Sara Montiel fue la actriz española que más apareció en películas vistas por él. Fernando Fernán Gómez fue el actor más visto. En actrices extranjeras, Deborah Kerr, y actores, Gregory Peck.

Veía las películas sin censura previa

Algunas películas las vio Franco antes de su estreno comercial, y varias fueron prohibidas, como “Viridiana” de Luis Buñuel, ganadora en Cannes, en una historia conocida por todos, o “Cristopher Columbus” (1949), por su retrato nada elogioso de la Conquista española de América.

Además, podía verlas íntegras, sin la censura previa. Por ello, pudo ver los besos entre Charlton Heston y Sophia Loren en “El Cid”, luego censurados en las salas.

Sólo una vez, Franco y Carmen salieron de la sala sin acabar la película. Durante una proyección, su yerno, el Marqués de Villaverde, hizo un comentario picante sobre una actriz con poca ropa. Franco, que odiaba las bromas, le dirigió una mirada asesina y se levantó, dejándolo plantado.