Hasta hace relativamente poco, los reyes y reinas no sabían lo que era casarse por amor, sino por conveniencias. El resultado de estos enlaces matrimoniales en ocasiones daban situaciones esperpénticas, como es el caso del rey consorte que tuvo España más de 20 años y que le gustaba ser llamado "Paquita".
'Paquita' y sus amores
Hablamos de Francisco de Asís de Borbón, que se casó con su prima hermana, la que sería la reina Isabel II. Nacido en Aranjuez, el matrimonio entre ambos estaba concertado desde que la que heredera del trono tenía cinco años (no vamos a hablar del lío que se montó con guerra carlista de por medio).
El enlace se llevó a cabo cuando Isabel II tenía 16 años sin tener en cuenta la orientación sexual de su futuro marido: Francisco era homosexual.
La homosexualidad no estaba tolerada, por lo que no quedó más remedio que seguir con los actos, donde Francisco de Asís se convertiría en rey consorte durante un período de tiempo largo (22 años). A pesar de las constantes quejas de Isabel (decía que su marido llevaba más encajes que ella), el matrimonio tuvo 12 hijos, aunque solo sobrevivieron 5. También es sabido que la reina hoy sería considerada como una ninfómana, pues sabía más de "política de cama" que de política en sí.
Existen dudas de si la descendencia que tuvo Isabel II pertenecieran a Francisco de Asís por los motivos ya mencionados.
Además, se añadía que el rey consorte tenía malformaciones genitales que provocarían impotencia en muchos casos.
Lo que sí se sabe es que mientras la reina tenía más de un escarceo amoroso, Francisco de Asís tenía una relación con Antonio Ramón Meneses, un joven galán al que no solo tenía como amante, sino que también era su confesor de alegrías y penas.
Se le conocía como 'Paquita Natillas' en el pueblo
No obstante, el problema se encontraba en la opinión pública. Se sabía que a Francisco le gustaba ser llamado "Paquita" entre sus más allegados, pero esa situación se extrapoló al pueblo, donde comenzó a ser conocido como "Paquita Natillas" en tono despectivo debido a su afeminamiento.
El estallido de la revolución de 1868 (conocida como "La Gloriosa") acabó con el reinado de Isabel II. Aun así, en el exilio en Francia, tanto Isabel como Francisco siguieron a lo suyo hasta que fallecieron. En la actualidad, ambos se encuentran enterrados en el Panteón de los Reyes de El Escorial, donde han pasado a la Historia más por su vida privada que por los logros que consiguieron a nivel político en la España del siglo XIX.