Los licántropos son seres fantásticos que a menudo aparecen en diferentes fábulas y leyendas. Uno de los cuentos más conocidos es el de La Caperucita Roja. Se trata de seres humanos que se convierten en una bestia al caer la noche y su principal característica es aullar a la luna llena, pero no hay que engañarse por su aspecto de lobo, ya que su máximo deseo es atacar a personas o animales para desgarrar la carne de sus víctimas con sus afilados dientes. Se dice que su dentadura es afilada y totalmente preparada para que su ataque, ayudado por sus garras, sea todo un éxito.
Si remontamos a la antigüedad, encontramos varios casos documentados de hombres lobo reales. ¿Realmente se trata de hombres lobo o son individuos enfermos?
El hombre lobo de Caude (1598, Francia)
En una zona bastante aislada y poco concurrida en los alrededores de una pequeña localidad francesa llamada Caude, se halló el cadáver de un joven de 15 años. El cuerpo inerte estaba cubierto de sangre y sus extremidades habían sido despedazadas y mutiladas de una manera muy violenta. Los testigos de los hechos afirmaron que vieron a un par de lobos devorando al muchacho, pero al acercarse más de cerca, comprobaron que allí había un solo hombre, desnudo y escondido entre la vegetación. Se trataba de Jacques Roulet, presunto hombre lobo y autor del crimen.
Su cara estaba teñida en sangre fresca al igual que sus largas uñas, llenas también de restos de carne cruda y grasa humana. Este individuo alegó que cada vez que se ponía una pomada, sus manos y pies se volvían patas de lobo y la sed de sangre le hacía cometer estos actos de canibalismo.
Acabó pasando dos años internado en un psiquiátrico, después de que el juez sentenciara que estaba enfermo de licantropía (enfermedad mental que provoca en sus víctimas la creencia de que son hombres lobo.)
El hombre lobo de Allariz (1810, España)
En esta ocasión, el hallazgo del cuerpo sin vida del alguacil de León en circunstancias detestables fue el detonante para revelar las matanzas de otro supuesto hombre lobo.
A raíz de esta muerte, fueron apareciendo más cadáveres de mujeres en las mismas condiciones en Cantabria y Portugal, que se vinculaban claramente con el asesinato del alguacil. Se pudo identificar al malhechor gracias a los aldeanos que echaban en falta a esas chicas desaparecidas, todas ellas se habían marchado junto a Manuel Blanco Romasanta para nunca más volver. Se trataba de un vendedor ambulante que despellejaba a sus víctimas y raspaba la grasa de sus pieles para crear un mejunje medicinal, que había alcanzado su récord de ventas por doquier. Manuel confesó que mientras dormía, un oscuro deseo de matar le embaucaba y le obligaba a atacar a otros humanos con sus garras y dientes para devorarlas.
Al principio, se creyó que Manuel estaba loco y debía ingresar en un manicomio, pero las pruebas mentales dieron resultados contradictorios y acabó condenado a cadena perpetua. No obstante, no se tiene constancia de que jamás haya salido de prisión, ni tampoco ningún registro de su fallecimiento.
El hombre lobo de Chalons (1598, Francia)
En un pequeño pueblecito francés llamado Chalons, empezaron a desaparecer varios niños y a encontrarse cadáveres en el bosque de cuerpos con la garganta degollada, en un estado denigrante. El autor confeso de estas abominables muertes resultó ser el sastre del pueblo. No se sabe su nombre verdadero, ya que mucha información fue suprimida en su momento, pero su modus operandi consistía en atraer a los infantes a él ofreciéndoles chucherías y dulces.
De este modo, encerraba a sus presas en la buhardilla de su negocio y abusaba de ellas sexualmente, antes de desmembrarlas. De hecho, en su casa se encontraron varios barriles llenos de huesos de niños. Cuando el sastre agotaba su provisionamiento, salía de noche al bosque para acechar a nuevas presas. Le condenaron a morir en la hoguera, después de escuchar su versión de lo sucedido. El sastre contó que entraba en trance y se convertía en hombre lobo para hacer el trabajo que el demonio le había encomendado. Casi todos los documentos del juicio de este otro hipotético hombre lobo fueron destruidos por la gravedad de su contenido; las aberraciones de este hombre superaban con creces a cualquier asesino conocido en esa época.
La opinión médica sigue sustentando que los hombres lobo no existen y que todo es debido a delirios mentales. ¿Serán realmente tipos dementes o las supersticiones sobre hombres lobo son ciertas?