¿De dónde procede la palabra tabú?

Has escuchado hablar de ella. Sobre todo, en la expresión “tema tabú”. Sabes que es un tema polémico, un asunto que es mejor no mencionar. ¿Sabías que relación tiene el tabú con lo profano y lo sagrado? No hace falta que releas a Sigmund Freud o a Mircea Eliade, sobre todo, porque éste último quizás te sonará menos; recomiendo de todas formas la lectura de ambos.

¿Cómo se conoció por primera vez esa palabra?

La palabra tabú procede de la lengua polinesia. El capitán Cook se sorprendió de ver cómo los habitantes de la Polinesia utilizaban este término en muchas ocasiones, y para referirse a cosas, personas o todo lo que en sus creencias y folklore creyeran que era tabú.

El tabú significa prohibición. Ese sentido es dado por el acto que constituye un ataque directo o indirecto hacia lo sagrado, hacia todo aquello que no es profano. Es decir, atacar lo sagrado provoca el desorden en el orden del mundo, pues según estas creencias, lo sobrenatural adquiere importancia ancestral y primigenia; todo lo creado pertenece a un orden, y si se quebranta ese orden, se rompe la prohibición, se rompe el tabú.

¿Qué sucede cuando se rompe el tabú?

Se entiende que la persona, animal o circunstancia que ha provocado la ruptura del tabú ha traído la desgracia a la tribu o a la sociedad, y merece un castigo. El castigo suele ser la muerte: no hacerlo haría que la tribu se contaminara por así decirlo del tabú.

Los efectos negativos para la tribu serían desastrosos, y mermaría la capacidad de la tribu para regenerarse.

¿Por qué existe tal importancia en el tabú?

El tabú, al romper con lo sagrado, establece una brecha que sólo trae consecuencias funestas para la tribu. Es la caja de Pandora que al ser abierta produce calamidades y desgracias para la Humanidad.

Cómo evitar la transgresión del tabú

El tabú se evita siguiendo las reglas de conducta y comportamiento que dictan las tribus en cuestión. Según de qué religión o creencia estemos hablando, cada una tiene su dogma, su camino que los creyentes de esas teorías sagradas siguen, muchas veces sin rechistar. Como el desconocimiento de una ley no puede eximir a alguien de su cumplimiento, los creyentes tratan de conocer el método para no caer en el tabú por mero despiste o ignorancia.

Conclusión

El tabú es un instrumento de las Religiones para evitar que lo profano entre en contacto con lo sagrado. El suelo que pisa un sacerdote, un chamán, también puede ser tabú; ha entrado en contacto con lo sagrado. Durante un periodo de tiempo, ese suelo es sagrado, por esa sencilla razón. No entro en creencias, pero la naturaleza misma de las religiones, o lo arcaico y primitivo de esas religiones, tan ligadas a la naturaleza en sí, no las privan de ese contacto crudo, salvaje y muchas veces, de una sensibilidad ciega que no se torna más que insensibilidad o falta de humanidad.

Parafraseando y tergiversando una frase de Philip K. Dick, el autor de Blade Runner: ¿Sueñan los dioses con ovejas humanas?