A lo largo de la toda la Historia del Arte, expolios artísticos ha habido desde siempre. Desde las sustracciones del Partenon de Atenas y el tema de los mármoles de Elgin, pasando por las acciones protagonizadas por Erick el Belga (famoso por la sustracción de una obra del Greco), Vicenzo Peruggia (el que robó la Gioconda de Leonardo) e incluso, por mencionar otro nombre propio, Pal Enger (ladrón de arte archiconocido en los ámbitos de Noruega y Oslo). Sin contar con los varios saqueos y traslados de obras artísticas producidos por las tropas napoleónicas y los provocados por los alemanes tras la Segunda Guerra Mundial, y las diversas guerras que se han ido sucediendo a lo largo de la Historia Mundial...

Muchos de estos casos han sido las acciones de expolio y sustracción de bienes de índole artístico.

En el artículo de hoy les vamos a dar a conocer y a desmitificar la verdad sobre el expolio de los famosos "mármoles de Elgin" del Partenón.

La denominación mármoles de Elgin, lo es exactamente por Lord Thomas Bruce, quien fue VII conde de Elgin (Ciudad del antiguo Burgo real de Escocia), el cual a comienzos del siglo XIX (concretamente en el año 1801), aprovechando la situación endeble y frágil en la que se encontraba Grecia tras salir de una contienda bélica contra el ejército otomano y sin un poder político estable ni sólido, se hace por todos los medios de las lujosas placas de mármol que decoran el edificio del Partenon.

El Partenon: una obra con diversas etapas históricas

Obra maestra de la arquitectura griega que fue ideada por los arquitectos Ictino y Calícrates bajo la dirección del maestro Fidias entre los años 447 y 432 a.C. De dimensiones colosales, ya sólo las columnas adquieren sus 10,4 metros de altura.

El Partenon que conocemos hoy es sustitución de un pre-Partenon, que fue construido durante las Guerras Médicas y destruido por los Persas en el 480 a.C.

Construido enteramente en mármol blanco del monte Pentélico, fue iniciada por Pericles como agradecimiento a las divinidades por su victoria contra los persas. En su interior albergaba la gran estatua criselefantina de Atenea Parthenos que fue esculpida por el maestro Fidias.

Partenon en griego antiguo se refiere a nombre femenino y por tanto en este caso, significa literalmente "La residencia de las jóvenes", o lo que es lo mismo, la residencia de esta Athenea Parthenos.

Pero más que centrarnos en su arquitectura, lo que más nos interesa en estos momentos es su decoración escultórica exterior y en concreto los mármoles esculpidos en las metopas y sus dos tímpanos. Esculpidos en un altorrelieve de gran maestría y refinamiento.

En las metopas se representaron diversos discursos: en su lado este, la gigantomaquia; en el oeste, la amazonomaquia; al sur, un ciclo sobre la centauromaquia y finalmente al norte, diversas escenas de la guerra de Troya.

En cada tímpano del templo tenía lugar una escena mitológica: al este y coincidiendo con la entrada al templo, el nacimiento de Atenea; mientras que al oeste, la escena de la lucha de Atenea contra Poseidón por el patrocinio de la ciudad de Atenas.

El Partenon objeto de conflictos bélicos y saqueos

De los primeros conflictos de los cuales tenemos constancia que sufrió este singular edificio es de destacar el producido en el siglo XVII, concretamente en 1687, cuando se utilizó como almacén de municiones para el imperio otomano. Hecho que ya deterioró el edificio notablemente, quedando muchas de sus estructuras deterioradas tales como: su tejado, los muros de su espacio interior (cella) y 14 columnas del peristilo, así como varias metopas y fragmentos de su friso exterior.

Un general veneciano llamado Francesco Morosini, aún lo deterioró más cuando intentó llevarse varias esculturas de enormes dimensiones (en concreto una estatua colosal de Poseidón y unos caballos del carro de guerra de Atenea).

Pero en su intento, se cayeron al suelo y se hicieron ambas añicos.

Durante este periodo turco y dentro de un Partenon lleno de ruinas, éstos reconstruyeron una mezquita en su interior.

Los principales daños, como ya se ha mencionado, son sin duda los producidos por la mano humana. Pero también existieron (y existen aun hoy) los daños naturales: éstos son los producidos por la polución y la lluvia ácida. Muchas de estas metopas y frisos sufrieron estos daños.

Desde 1975 se están realizando diversos trabajos de restauración sobre estos edificios de la antigüedad ubicados en la majestuosa Acrópolis Ateniense.

Tras ser nombrado en 1798 Embajador Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de su Majestad Británica al Sublime Selim III, Sultán del Imperio Otomán, el famoso Elgin entró en el entorno de la Acrópolis con total libertad.

En aquellos momentos, Grecia era todavía dominio otomano. En un primer momento, se barajó la idea de mandar hacia la Acrópolis una serie de dibujantes británicos para trazar bocetos de los templos que allí quedaban a modo de documentación, a lo que el señor Elgin, en sus propias palabras, dijo que se negó rotúndamente a ello.

Aun con todo, tiempo más tarde, se contrató en una segunda inspección a artistas italianos -bajo la supervisión del pintor napolitano Gionavanni Lusieri- para que documentaran lo allí conservado. Pero, a pesar de todo, y aunque el designio principal era únicamente la documentación de las piezas conservadas para tener un catálogo razonado de lo que se nos ha conservado, en 1801, Lord Elgin empezó a sustraer materiales del mismo Partenón.

Finalmente les planteo una reflexión ¿Y si Elgin no hubiera extraído los mármoles del Partenón y se los hubiera vendido al British Museum? Probablemente hoy en día no tendríamos consciencia de que formaron parte de la ornamentación del templo griego más importante de la Humanidad... Piensen y reflexionen acerca de ello y comenten lo que les surja.

La Historia siempre se repite

Pero no nos tenemos que ir muy lejos, pues en la actualidad se siguen robando obras de arte y la más reciente noticia nos llega desde Nueva York, pues han saqueado la casa del multimillonario inversor judío Michael H. Steinhardt. Entre las obras robadas está una escultura jónica que representa la cabeza de un carnero.