Si ni nuestros móviles, ni ordenadores, ni coches, ni una infinita lista de cosas materiales son lo que eran ¿Por qué no iba a pasar lo mismo con nuestros hábitos? Y si hablamos de hábitos hay que hablar de Sexo.

Las relaciones entre humanos y robots, incluyendo las relaciones sexuales, pudiera parecer un producto de nuestra imaginación y de ciencia ficción, hasta podríamos creer que se trata simplemente de comentarios futuristas. Sin embargo la realidad es otra y la industrial sexual robótica ya está en marcha desde hace un tiempo

Con el objetivo de cuantificar las diversas opiniones que resultan de esta interacción entre máquinas y humanos, el FRR (Fundación de Responsabilidad Robótica) evalúa esta actividad que se ha hecho tendencia, ya que podría despertar cierta alteración de una sociedad edificada en principios, sin contar el impacto negativo que podría despertar en las comunidades religiosas.

Algunos beneficios

  • Expertos evalúan que podría ser la solución para muchas personas que tienen problemas para llevar a cabo relaciones íntimas.
  • Otro aspecto positivo de la interacción de humanos con máquinas es la posibilidad de acercar personas con incapacidad motora a una experiencia sexual

Posibles desventajas

  • A pesar de todos los beneficios que se pueden considerar al realizar esta práctica, algunos expertos en robótica estudian la posibilidad que esto pueda traer consigo consecuencias de riesgo, tales como el desequilibrio de las relaciones interpersonales, aumento de la cosificación femenina y otros aspectos desfavorables.

Que tan real puede llegar a ser una relación íntima con una maquina

Estas máquinas están diseñadas con sensores en todo su cuerpo que codifican el mínimo contacto (caricias, besos y abrazos) logrando responder a estos estímulos de manera efectiva, proporcionando la sensación de un encuentro sexual entre humanos y lo más relevante, el fabricante puede codificar el robot para que tenga una personalidad de acuerdo los requerimientos del cliente.

Estos artefactos tecnológicos tienen la capacidad de moverse, pero no están diseñados para caminar ya que su función es netamente cubrir la expectativa sexual de cada cliente que los adquiere.

Finalmente, los especialistas coinciden en que estos humanoides no reemplazarían las relaciones íntimas entre personas y más bien terminarían siendo un complemento para cierto público, como los juguetes sexuales. Por tal razón la fabricación y uso de robots sexuales sigue en crecimiento en países como Japón y Estados Unidos.