En pleno siglo XXI la robótica avanza a pasos de gigante. Tanto es así que las últimas creaciones de robots androides impactan sobremanera por su hiperrealismo. Empresas japonesas como Toshiba Corporation han dado a luz a un proyecto muy ambicioso: los últimos robots ciborg. Para rizar el rizo su creación más polémica y conocida recibe el nombre de Aiko Chihira. Chihira es una chica androide con un indudable atractivo a los ojos humanos. Destaca la finura y delicadeza de sus bellos rasgos orientales. Esta cualidad la podría convertir potencialmente en el primer antecedente del robot sexual del futuro.
Actualmente las muñecas sexuales causan furor en el país del Sol Naciente. Los japoneses son usuarios frecuentes de estos juguetes sexuales y clientes de firmas tales como KanojoToys y Real Doll. Las altas cifras de ventas dan muestra de ello. Ser humano y máquina forman un ensamblaje dos en uno inseparable. Humano-smartphone es el ejemplo más claro. Esto hace pensar que esta asociación llegará al plano íntimo y sexual humano y no tardando mucho. Expertos afirman que para el año 2050 las relaciones y el matrimonio con robots serán una realidad manifiesta.
En cuanto se refiere al campo de la sexualidad, los expertos piensan que dentro de veinte años el panorama experimentará un cambio radical.
Muñecas hinchables darán paso a robots de inteligencia artificial que se adaptarán a la perfección a nuestras necesidades sexuales. Los vibradores quedarán obsoletos. Se está generando un debate de tipo ético. ¿Sería correcto y moral crear robots que sacien nuestro apetito sexual? Existen opiniones contrapuestas. Por un lado los que defienden que estos androides serían una alternativa a considerar para frenar la pedofilia, los abusos sexuales y para el tratamiento y superación de traumas.
Otros, por el contrario, promueven la prohibición de comercializar estos robots ya que objetivizan a las víctimas sexuales.
Sin embargo el Congreso sobre el Amor y el Sexo con Robots hoy en 2017 es una realidad. Las conclusiones derivadas son preocupantes. Los robots compiten en resistencia física con los seres humanos dado que no experimentan fatiga alguna.
Siempre estarían a nuestra disposición ya que nunca caerían enfermos y podrían ofrecernos relaciones sexuales tan placenteras que llegaría un punto en el que no necesitaríamos de otra persona para mantener sexo. Se perdería esa intimidad, el contacto piel con piel, el calor humano...
La respuesta está más cercana de lo que creemos y esta sinergia con los robots podría amenazar nuestra existencia en tiempos venideros.