Las Enfermedades o lesiones en el riñón pueden elevar el riesgo de mortalidad en los afectados por el virus de la COVID-19. Así se pone de manifiesto a través de un estudio llevado a cabo por la Sanooj Soni del Imperial College London, en Gran Bretaña.

Tras haber analizado a varios ingresados en los departamentos de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) durante el primer y segundo trimestre de este año. Las conclusiones a las que ha llegado este estudio científico constatan que un 58 % de los pacientes ingresados por el Coronavirus tenían alguna clase de insuficiencia renal.

Pero se va más lejos al apuntar que los pacientes con trasplante de riñón (en el 86 % de los casos) se presentan como uno de los grupos más vulnerables ante la aparición de esta enfermedad respiratoria. Siendo una de las primeras investigaciones clínicas en la que cobra especial relevancia la incidencia de las enfermedades renales durante la pandemia del virus.

Causa de la muerte en pacientes contagiados por el virus

Los datos recabados del informe ponen de manifiesto que la enfermedad renal y la insuficiencia en pacientes que se encuentran en una situación crítica por el contagio del virus son habituales y están vinculadas con una elevada mortalidad, según afirman los investigadores que han llevado a cabo este trabajo, al punto de que inciden en que las afecciones renales puede ser una de las causas de su fallecimiento antes de que se distribuyan las vacunas.

Ante este escenario, demandan que exista una mayor atención a estas personas, al igual que se implante un programa sanitario para prevenir el avance de esta enfermedad en uno de los órganos más importantes en el cuerpo humano.

Enfermedades renales, muy habituales entre la población

Si bien los datos del estudio desarrollado por la Sanooj Soni del Imperial College London se refieren a pacientes o enfermos procedentes del Reino Unidos, se constata que son extrapolables a otros lugares del mundo, donde las enfermedades renales afectan a una parte muy importante de la población mundial y que requieren de un seguimiento regular y muy puntual, al igual que pertenecer a uno u otro grupo sanguíneo.

Debido a la serie de complicaciones que se pueden dar en este estado clínico. En especial, en las personas mayores de 60 años que son las más propensas para importar esta importante incidencia en el organismo.

Mayor protección a los enfermos renales

El descubrimiento de esta causa de mortalidad entre los infectados por la COVID-19 puede llevar a que puedan seguir un tratamiento más específico.

Y que tenga como principal objetivo proteger el riñón de las personas afectadas, ya que hasta ahora no se conocía la relación entre ambas enfermedades en el cuerpo humano. Además, no puede olvidarse que el hecho de que estas personas corran un riesgo mucho mayor de morir puede ayudar a que se les proteja más ante la posibilidad de que puedan contagiarse de la COVID-19.