Los atletas recuperados de Coronavirus pueden sufrir miocarditis, aunque no necesariamente desarrollen una patología. Así lo demuestra una investigación realizada por la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés), tras realizar pruebas a 26 atletas universitarios infectados con el COVID-19. Un total de 4 de los 26 deportistas (15% de la muestra) desarrollaron la miocarditis, después de superar el coronavirus.

Todos los afectados apenas habían presentado síntomas leves durante el contagio de coronavirus, es decir, eran pacientes asintomáticos.

Esta enfermedad genera la inflamación del miocardio, como un efecto secundario tras padecer una infección viral. Al desarrollar la enfermedad, la miocarditis puede producir insuficiencia cardíaca por el debilitamiento de la región muscular del corazón.

Atletas que padecen coronavirus, los más vulnerables a padecer miocarditis

El estudio realizado por la revista JAMA ha señalado a los atletas profesionales que superan el coronavirus como los más vulnerables a sufrir miocarditis. De acuerdo con el doctor Curt Daniels, director de cardiología deportiva en la Universidad Ohio, al realizar esfuerzos físicos se puede inflamar con mayor facilidad el tejido miocardio. Por esto, el especialista recomienda a los deportistas profesionales tomarse, al menos, una semana extra de reposo absoluto, tras ser dados de alta por COVID-19.

De lo contrario, la miocarditis puede presentarse de forma aguda causando, incluso, una muerte súbita.

El pasado 9 de septiembre, el equipo de fútbol americano universitario estadounidense California University of Pennsylvania (Cal U) reportó el fallecimiento del joven jugador de 20 años Jamain Stephens, después de "sufrir complicaciones tras padecer coronavirus".

Tras conocerse el reporte médico se supo que el jugador falleció por "complicaciones cardíacas", aunque el mismo no especificó la causa del deceso. Posteriormente, familiares del jugador comentaron a CBS News que Jamain murió "por un coágulo de sangre en el corazón", posiblemente formado tras la inflamación del miocardio.

Stephens se desempeñaba como linier defensivo senior en el Cal U.

Hasta antes de sufrir coronavirus el joven deportista no reportaba patologías cardíacas. Su padre también fue jugador de fútbol americano, llegando a ser profesional de la NFL entre 1996 y 2003.

Un mes antes del deceso de Stephens, el 7 de agosto, otro jugador profesional estadounidense, de origen nigeriano, murió por un ataque cardíaco. La prensa aclaró que se trataba de Michael Ojo, un basquetbolista de 27 años que, tras sufrir una neumonía derivada del coronavirus en julio, falleció después de retornar a los entrenamientos en la primera semana de agosto y acababa de incorporarse al club serbio de baloncesto KK Partizan de Belgrado. Jugaba en la posición de pívot.

Síntomas de la miocarditis

Los primeros síntomas de la miocarditis son dolores en el pecho, seguidos de palpitaciones leves. Estas van incrementándose gradualmente, acompañadas de fiebre alta. Al entrenar, los atletas sufrirán con mayor intensidad los síntomas y en el caso de un gran esfuerzo en competencia, podría producirse un infarto fulminante o un paro cardíaco. Otra investigación en curso en Hamburgo, Alemania, ha detectado que pacientes que no practican deporte también pueden padecer miocarditis después del coronavirus,

Otras enfermedades secundarias del coronavirus

Un estudio de la Universidad de Cambridge detectó hasta 5 enfermedades secundarias del coronavirus, tras analizar las historias clínicas de 63000 contagiados con COVID-19 en 50 hospitales de España.

De acuerdo con el análisis, se reportaron un total de 45 casos de miopericarditis aguda, 45 más de pancreatitis aguda, 36 pacientes con neumotórax espontáneo, 16 casos de meningoencefalitis aguda y 8 pacientes infectados con el síndrome Guillain-Barré.

Todas estas afecciones clínicas suelen presentarse tras padecer Enfermedades virales. Por ello, los expertos insisten en la importancia de acudir al médico en la fase asintomática y guardar el debido reposo, tras ser dado de alta. Un diagnóstico temprano y un resguardo prolongado pueden hacer la diferencia para padecer o no efectos secundarios producto del COVID-19.