Impactante ha sido la imagen que ha dado el director de la Organización Mundial de la Salud (OMT), Tedros Adhanom Ghebreyesus, al demandar muy enérgicamente a que el mundo se muestre unido ante la expansión del Coronavirus. Afirmando, entre llamativos sollozos, que "la gran amenaza que enfrentamos ahora no es el virus en sí mismo, la amenaza es la falta de liderazgo y solidaridad a los niveles global y nacional”.

En respuesta a la falta de coordinación que existe en algunos de los países para liderar la respuesta a la pandemia de la COVID 19. Se trata de la primera vez en la que el mandatario de la organización internacional se ha mostrado de esta forma.

Porque según sus palabras el virus “sigue por el momento fuera de control”.

El director de la OMS pide unidad ante el coronavirus

Estas palabras de Tedros Adhanom Ghebreyesus se producen en un momento en que el número de contagios está creciendo en todo el mundo. Según las estadísticas oficiales ya hay en torno a doce millones de personas que se han infectado por el coronavirus. Mientras que los fallecidos se ha acercado a cerca de 550.000. Ante este escenario, no ha tenido más remedio que hacerse la siguiente pregunta ante los medios de comunicación: “¿Por qué es tan difícil para los humanos unirse, luchar contra el enemigo?". En especial, preocupado ante los últimos brotes del virus.

Falta de liderazgo sanitario en el mundo

Durante su rueda de presenta, el máximo dirigente de la Organización Mundial de la Salud se ha referido a la falta de liderazgo en el mundo en estos momentos. Al sostener con el rostro muy serio que “no podemos enfrentar esta pandemia como un mundo dividido”. En donde se pone de manifiesto que ninguna nación se ha puesta al frente para hacer frente al coronavirus.

Haciendo posteriormente Tedros Adhanom Ghebreyesus una reflexión de carácter ético y moral al cuestionarse lo difícil y complejo que es unirse entre los humanos en unos momentos tan complejos como los actuales.

Una posible segunda ola del virus podría afectar muchos países

De todas formas la imagen que ha quedado del presidente de la OMS han sido sus lágrimas durante su intervención ante la prensa en Ginebra.

En lo que puede ser uno de los momentos en que se va a recordar este año tras la expansión del coronavirus. Porque hasta estos momentos, el líder africano no había mostrado este estado de ánimo que se ha reflejado en su rostro.

Todo ello, después de la tensión que lleva acumulada durante muchos meses de lucha contra la pandemia de la COVID 19. Sin que hasta el momento haya evidencias de que su resolución vaya a ser rápida. Por el contrario se está expectante ante una segunda ola del coronavirus que podría llegar con el inicio del otoño.