Toda la sociedad científica está volcada en encontrar la ansiada vacuna del Coronavirus; pero, hay una serie de fases que los laboratorios tienen que cumplir para conseguir la solución de la pandemia. El orden para lograr una vacuna sería: ratón- primates- seres humanos.
En 18 meses podría estar lista la vacuna contra el coronavirus
Cuando se piensa en vacunas, la gente considera a los ratones, un mono, un laboratorio, una farmaceútica, jeringuillas, humanos que se presentan voluntarios para realizar ensayos…Las vacunas deben transitar un largo y difícil camino para llegar hasta nuestro brazo, a través de una jeringuilla.
A pesar de que se habla de unos 18 meses para lograr la tan deseada vacuna contra el coronavirus, la realidad es que se tardan entre cinco y diez años para lograr la deseada vacuna, desde el mismo momento en que se prueba en un animal, hasta que llega al mercado para ser comercializada de manera segura. Pero en el caso del coronavirus, los plazos tienen que ser mucho más cortos y urge acortarlos.
La pandemia del coronavirus ha provocado que laboratorios de medio mundo hayan centrado todos sus recursos para conseguir la tan deseada vacuna. El balance, por el momento, es de una cifra superior a los 220.000 fallecidos y más de tres millones de personas contagiadas; según estadísticas oficiales. Todo esto en menos de cuatro meses y los expertos se están echando a temblar, ante las consecuencias de esta pandemia.
La única opción real para volver a la normalidad es conseguir una vacuna. Pero no se puede pronosticar cuando tendrá lugar el descubrimiento, pero si hay una guía de fases, que deben superar los laboratorios para conseguir la deseada preparación, antes de llegar a nuestro brazo.
Ensayos en laboratorios con ratones
Cuando se conoce la existencia de un virus, lo primero que hace un laboratorio es analizarlo genéticamente.
Hay que triturar el virus, purificar sus proteínas y conocer su composición a fondo. Una vez que se ha llevado a cabo todo esto, hay que modificar la construcción de la cadena genética y se inician las pruebas para lograr un prototipo de la ansiada vacuna. Y hay que probarlo en un modelo animal, que sea lo más similar posible a los seres humanos, normalmente, un ratón transgénico o normal.El objetivo en esta fase es lograr demostrar que con la vacuna el ratón se vuelve inmune al susodicho virus.
Un nuevo ensayo con un primate
Si las pruebas con ratones sale bien, lo más recomendable es repetir el ensayo con otro animal distinto. Pero no siempre se logra, sobre todo cuando hablamos de una pandemia. Los ensayos con el coronavirus se suele hacer con los ratones y, después, directamente con primates no humanos. Pero los experimentos con este tipo de animales están realmente restringidos.
Para poder pasar a la siguiente fase el resultado debe ser seguro y no aparecer efectos secundarios. Aquí termina el trabajo en el laboratorio.
Los ensayos clínicos de la fase 1 y 2
En esta fase ya entrarían las poderosas compañías, que son las que pueden cubrir las necesidades económicas, que implica esta fase.
En la “Fase 1” se inacula la susodicha vacuna a un grupo pequeño de personas, todos son personas sanas y voluntarias. En esta etapa, se busca demostrar que no tiene efectos secundarios. Si no hay efectos secundarios o estos no son importantes, por ejemplo, solo aparece una pequeña inflamación, se pasa a la siguiente fase. Esta dura un año y suele costar un millón de euros.
Se aumenta el número de humanos y se estudian las respuestas inmunes, o sea, la eficacia de la vacuna. Después, se aumentaría el número de participantes y se buscaría evaluar la eficacia en un número mucho mayor de personas. Esta fase puede durar años y el coste ronda los 50 o 60 millones de euros.
Si todo esto sale bien, finalmente, se da vía libre para que se comercialice la vacuna. Las compañías tendrían que recibir el visto bueno de la Agencia del Medicamento europea, para poder comercializarla en el continente.