Ya hay unos mil ingenieros y científicos trabajando en uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos años que tiene entre manos el país ruso.

Para ello hay que desplazarse hasta Dubná, una localidad a unos cien kilómetros en dirección norte de la capital rusa, Moscú, para poder ser testigos del levantamiento de un enorme complejo científico que se ha creado para poder albergar al “supercolisionador” NICA -siglas de “Nuclotron based Ion Collidor Facility”-, un proyecto de ámbito internacional con el que Rusia pretende volver a estar por delante en el estudio del universo.

El colisionador entraría en funcionamiento en el año 2023

La construcción del susodicho “supercolisionador” se inició en el año 2013 por parte del Instituto Conjunto de Investigaciones Nucleares (JINR) y se espera que todas las obras estén terminadas a finales del próximo año 2019. El proyecto espera empezar a trabajar con el colisionador en el 2023.

El objetivo principal de este experimento es lograr entender la transición de la materia orgánica hacia el plasma “quark-gluón”, que es una especie de “sopa” muy caliente y de gran densidad que existió unas pocas de millonésimas de segundo después de que tuviera lugar el Big Bang, un hecho que sucedió hace más de 13.700 millones de años.

Un nuevo capítulo en la lucha por ser líderes entre Estados Unidos y Rusia

Esta noticia ha sorprendido por el fracaso que se ha vivido con el “Acelerador de Partículas” y por la falta de información que existe sobre los planes que tiene el gobierno de Putin alrededor de los estudios sobre el universo que están teniendo lugar.

Muchos periodistas científicos están sopesando la idea de una posible segunda carrera entre Estados Unidos y Rusia, aunque esta vez no por quién llegará a la luna primero. Hay muchas investigaciones sobre el origen del universo, sobre el Big Bang, sobre la formación de nuestro planeta... Y Rusia quiere apostar fuerte por investigar y responder a las numerosas preguntas que hay sobre el origen de nuestro sistema solar.

El proyecto se inició el pasado año 2013 y lo que se busca es recrear los primeros momentos del nacimiento del universo.

El corazón del proyecto es el acelerador superconductor Nuclotrón, que lleva en funcionamiento desde el año 1993 y es uno de los primeros de todo el continente europeo. También se buscan soluciones prácticas en campos como la mejora de tratamientos contra el cáncer.