Con unos 400 kg de peso y una vida útil estimada en tres años, el satélite Queqiao se encuentra de viaje a la Luna. Allí asumirá una curiosa órbita que permitirá una conexión casi continua con una futura sonda que aterrizará en nuestro satélite. Lo hará en el lado oscuro, el que nunca se muestra cara nuestro planeta, siendo el primer aparato que explore, in situ, la curiosa orografía lunar de ese lado.

El programa espacial chino pretende poner el país a la altura de los grandes

China sigue los pasos de Estados Unidos y Rusia, en cuanto a la exploración lunar. De hecho, en el 2013 aterrizó una sonda en suelo selenita, convirtiéndose en el tercer país en conseguirlo. También se habla de un futuro astronauta chino que holle el suelo lunar, pero ello queda para subsiguientes décadas.

Por lo pronto, las expectativas se ponen en el lado oscuro de la Luna. Con este lanzamiento se pone la primera piedra para dar el siguiente paso: lanzar una sonda que aterrice y obtenga datos de la cara oscura selenita. Esta ya se fotografió en 1959 (por la sonda soviética Luna 3) y en varias ocasiones posteriores.

Es una cara diferente a la que vemos.

El satélite Queqiao funcionará como enlace comunicativo entre la futura sonda y las instalaciones en Tierra. Monitorizará la actividad de Chang'e-4, que se espera que pueda alunizar durante este 2018. El lugar elegido se encuentra en el polo sur lunar, en su lado invisible desde la Tierra.

Así, China marcaría un hito, pues se convertiría en el primer país que coloca un artefacto sobre ese suelo.

La cara oculta no es desconocida, pero sí invisible desde Tierra

El lado oscuro de la Luna se denomina así porque, desde nuestra perspectiva, nunca lo vemos. Eso no significa que la luz solar no lo alcance. Lo que pasa es que solo podemos observarlo gracias a los satélites con buena posición.

Gracias a las fotografías enviadas, sabemos que se diferencia del lado iluminado. Básicamente, el lado oscuro sería una sucesión de cráteres, montañas y valles, pero sin llanuras. Estas solo se encuentran del lado que vemos. De hecho, son las que nos dan la impresión de imágenes sobre la Luna (un hombre, un conejo…). El motivo es un misterio, aunque, recientemente, se ha lanzado una hipótesis interesante: solo habría llanuras del lado visible por la peculiar formación de nuestro satélite.

Un gran planeta habría chocado con la Tierra, parte del material eyectado al espacio se iría reuniendo, hasta formar la Luna. Desde muy pronto, esta quedaría anclada a la Tierra, como la actualidad, mostrándole solo una de sus caras.

Esta recibiría radiación y calor terrestre, tardando mucho en enfriarse y provocando que, ante ciertos impactos con grandes meteoritos, se provocasen ríos de material fundido. La cara oculta enfrió más rápido, de modo que su corteza es más gruesa y, aunque también recibió numerosos impactos, estos no llegaron a provocar salidas del material fundido de las capas profundas lunares.

Misiones complementarias

Junto con el satélite Queqiao viajan dos microsatélites, nombrados Longjiang 1 y 2, encargados de estudios astronómicos basados en la recepción de ondas de radio cósmicas. Orbitarán en torno a la Luna y, aprovechando el paso por la cara oscura, podrán trabajar mejor, sin las interferencias de las ondas de radio terrestres.

En el subsiguiente Chang'e-4 se plantea llevar semillas y plantas, para observar su crecimiento tras el alunizaje.