Pedro Arrojo, doctor en Físicas, afirma que es un “error” tratar la gestión del agua como un “asunto de gabinete” en la medida que es complicado. Sin embargo, Arrojo, indica que esa resolución sería contradictoria con la directiva marco de aguas porque los retos que “tenemos que abordar implican un cambio en la mentalidad”. Sostiene que esta transformación “no se va a conseguir ni por decreto ni siquiera por un cambio de ley; se tiene que promover un cambio de cultura”, recalca. Por eso en los años noventa se incorporó al debate social la idea de “generar una cultura del agua”, insiste.

Esta idea, indica Arrojo, hace unos años era como una especie “de aventura como una intuición” porque se creía que los retos del siglo XXI exigían ”cambios políticos, institucionales, tecnológicos y cambios culturales y éticos; cambios en las escalas de valor con la que hemos abordado nuestra relación con los ríos y con la naturaleza”. “Y los cambios culturales no se decretan se cuecen a fuego lento en la sociedad”, apostilla. Por esta razón, -sostiene Arrojo- es importante “abrir foros de debate en la sociedad. Que esto sea motivo de comunicación pública y debate social”.

Arrojo recuerda que Naciones Unidas en el estado de la cuestión sobre el agua señalaba hace unos años unos datos que, seguramente, se habrán quedado obsoletos.

Así el Doctor apunta que unos 1.100 millones personas en el mundo “no tienen acceso garantizado a aguas potables y más de 2.000 millones personas no tienen saneamiento básico”. “De esto no nos damos cuenta; es solo una reflexión imagínense que aquí no tenemos servicios básicos ¿Qué haríamos?”, se pregunta.

A estas cifras hay que añadir otros datos que son invisibles como “la gente que muere poco a poco envenenada sin saberlo por la ingesta sistemática de aguas contaminadas tanto de la industria como de la minería a cielo abierto”.

“Esas personas mueren poco a poco; no mueren por el agua y no se registran como muertes de vida al no acceso al agua potable”, añade. “Lo que pasa es que al final nos acostumbramos a todo y las estadísticas acaban siendo nuestra coraza informativa”, explica Arrojo.

Falta de información

El doctor en Físicas, que hizo estas declaraciones en una conferencia sobre el agua, afirma que “nos sentimos informados con la estadística” que, al fin y al cabo, “es fría”.

“No nos enfrentamos a una madre que nos explica llorando como murió su hijo o su hija por no tener agua potable en casa porque eso no se nos olvidaría nunca”. “Nos revolvería las tripas y la conciencia”, denuncia.

En esta línea, apunta que “nos acolchamos con estadísticas frías y lejanas”. Cuando Naciones Unidas planteó esas cifras “tremendas” muchos periódicos buscaron una foto de un “fondo limoso con tierra cuarteada porque automáticamente se tiende a pensar que estamos ante un problema de escasez de agua en el mundo”. “Identificamos la catástrofe humanitaria con la escasez de agua”.

Algunos analistas “peor informados” introducen el concepto de cambio climático para justificar este argumento, explica el profesor.

Aclara que indican que empieza a “cambiar el clima y la falta de agua es una consecuencia de ello”; el planeta azul se va a “transformar en planeta marrón. ¿Dónde va el agua?”, se pregunta de forma sarcástica . “No es ese el problema”, sentencia. “Vivimos en el planeta agua, este es el planeta azul", señala.

El problema no es de escasez, más allá del cambio climático y de la diversidad el planeta, el problema, - insiste Arrojo- "dado que todas las comunidades se han asentado al lado de un río, lago o fuente mientras que en el siglo XX el problema clave no es que no tengan agua alrededor sino que tienen agua contaminada”. “Hemos matado la salud de los ríos, de las fuentes e, incluso, de los acuíferos; primero han muerto las ranas y los peces y después las personas de las comunidades más pobres”, denuncia.