José L. F. Barbón, miembro del Instituto de Física Teórica UAM-CSIC, afirma que existe "cierto consenso" en que los agujeros negros "son objetos apasionantes y llenos de misterio". Subraya que ello es debido a que "son iconos de la cultura popular" en parte gracias a la literatura y el cine de ciencia ficción. En este sentido, señala que todos "estamos familiarizados con la idea que son objetos peligrosos porque nuestra nave espacial de intrepidos exploradores puede desaparecer".

Esta es una idea que no es más que la trasposición a los momentos más modernos de la vieja idea de los abismos marinos que aparecían en la ciencia ficción del siglo XIX y anterior, sostiene el investigador.

De hecho el Nautilus- el submarino de ficción de Verne- sucumbió a uno de estos agujeros negros marinos que se supone que estaba enfrente de las costas de Noruega, aunque en el caso de Verne el Nautilus volvió a aparecer años más tarde en 'La isla misteriosa'; o sea que, "el agujero negro de Verne era más bien un agujero de gusano porque se podía salir", indica.

Barbón señala que en la ciencia ficción postmoderna "los agujeros negros o los agujeros de gusano, en general, se usan como una especie de red de metro intergaláctica que podemos utilizar para viajar de un sito a otro de la galaxia o viajar, incluso, en el tiempo". Lo cierto es que "los agujeros negros de la realidad; los que se encuentran en el mundo real se parecen más a los abismos peligrosos y sin retorno de la antigüedad que a las redes de metro intergalácticas de la ciencia ficción moderna pero, en todo caso, no dejan de ser ciertamente espectaculares", sostiene el investigador.

Los agujeros negros que "vemos ahí afuera en realidad no los vemos", aclara Barbón. "Es un poco una situación parecida a de la materia oscura; es decir, en el caso de los agujeros negros reales vemos sus efectos; por ello, descartamos todas las posibilidades cuando la única posibilidad lógica para explicar los hechos es que tienes un agujero negro", dice.

"Lo que se ve realmente ahí afuera, con los instrumentos astronómicos, son situaciones en las que hay fuentes de emisión, muy pequeñas y muy compactas que emiten chorros de partículas de muy alta energía que luego se van amortiguando", afirma el científico. "Estos chorros miden aproximadamente entre cientos y cientos de miles de años luz; es decir que son tan grandes como una galaxia", confirma.

Fuente de energía

El investigador señala que la fuente de energía capaz de generar estos chorros tiene que ser especial, "descomunal" y a la hora de "imaginarse mecanismos para generar este tipo de eventos tan violentos el único modelo, digamos, considerado razonable y que explica los hechos; es el modelo de un agujero negro en una situación en la que se reproduces un poco un torbellino en el mar".

En esta coyuntura, "solo por la caída libre de una partícula sobre un agujero negro alcanza casi la velocidad de la luz y entonces la energía involucrada es enorme; sin embargo, hay una especie de embotellamiento; es una situación complicada en la que puede haber un poco de materia que salga rebotada lo, suficientemente, fuerte como para escapar.

Y, además, hay unos campos magnéticos gigantescos que lo que hacen es colimar esa pequeña parte de materia que escapa rebotada sobre el eje de rotación y entonces se forman los chorros de partículas del alta energía", explica el investigador.

Barbón recalca que desde "nuestra galaxia" se puede apuntar los telescopios, con la instrumentación moderna, y "capturar las imágenes de las estrellas que están cerca del centro del universo". "Podemos trazar sus órbitas y estudiarlas durante unos veinte años para ver como se han ido moviendo", indica. En esta línea, apunta que si se puede dibujar las órbitas "se puede calcular la masa del objeto que hay en el centro pero que no se ve y que está soportando esas órbitas.

Tras hacer ese cálculo se observa que hay un millón de masas solares concentradas en el centro. Y está todo concentrado en una región muy pequeña". Por tanto, el único espacio sistema físico que puede "concentrar tanta masa en un espacio tan reducido es un agujero negro", concluye.