Según un estudio publicado en la revista Cell y llevado a cabo por científicos de la Universidad de California Riverside, de los Estados Unidos, los mosquitos usan llos mismos receptores para detectar olores que para detectar el dióxido de carbono que dejamos los humanos cuando exhalamos.

Los mosquitos detectan a los humanos

Según este estudio, aunque no se produjera CO2, los mosquitos serían capaces de detectar dónde hay un ser humano. ¿Y cómo pueden detectarnos si siempre se ha dicho que era el dioxido de carbono lo que los ponía sobre aviso? Por los olores.

No solo el olor corporal, sino también el olor de la ropa que llevamos puesta e incluso de los sitios donde hayamos podido estar (como sofás, sábanas, fulares...).

El CO2 también desprende olor, y eso es lo que atrae a las hembras de los mosquitos. Recordemos que son ellas las que transmiten enfermedades a los seres humanos, no los machos. Por ejemplo, pueden provocar malaria o dengue. Nos necesitan para alimentarse y por eso están preparados para detectar a un ser humano a mucha distancia. El olor puede notarse desde lejos y esa es su arma contra nosotros. Pero ahora ya sabemos cómo saben dónde estamos y es hora de ponerle fin.

Neuronas receptoras de CO2

La clave está en las neuronas del receptor de CO2 de los mosquitos.

Con ellas pueden apreciar distintos olores humanos que hacen que sepan dónde estamos. En este estudio se ha descubierto que esta neurona olfativa sensible al CO2 les sirve para detectar otro tipo de olores que suelen desprenderse del ser humano. Es decir, que si se actúa sobre este doble receptor de los mosquitos se podrá conseguir evitar que nos piquen y, lo más importante, que se transmitan enfermedades mediante estos zancudos.

Hay varios compuestos que inhiben o activan las neuronas responsables que hacen que los mosquitos capten el olor. Uno de ellos es el piruvato de etilo, un inhibidor con aroma afrutado aprobado como agente de sabor en los alimentos y, otro, la ciclopentanona, con olor a menta y que se utiliza en la alimentación y la cosmética.

El piruvato de etilo reduce de forma sustancial la atracción del mosquito, mientras que la ciclopentanona actúa como un poderoso cebo.

Según la investigación, los olores que nos rodean o nuestros propios olores son los que determinan que nos piquen más o menos mosquitos a lo largo del día. Pero no sólo eso, sino que se puede jugar con ellos para intentar controlar la transmisión de enfermedades transmitidas por mosquitos. La clave está en saber cuáles son las olores que los repelen y usarlas para que no puedan detectar a las personas/animales y picarles.

Del mismo modo, se puede conseguir atraer a la zona que queramos a estos zancudos y acabar con ellos. Todo dependerá del olor que usemos tanto para su atracción como para repelerlos de nuestro alrededor. Cada vez hay más casos de reacciones alérgicas a insectos y es fundamental poder hacerles frente de todas las formas posibles.