De nuevo, un incendio azota Gran Canaria y sus verdes cumbres arrasando y calcinando más de 2.000 hectáreas de bosque y monte, localizado en unos 20 kilómetros y bajando desde la Cruz de Tejeda, donde se encuentra el Parador Nacional, las localidades de San Mateo, Telde, San Bartolomé de Tirajana y Santa Lucía de Tirajana, al Sur de la Isla.

Han sido en torno a 300 o 400 personas desalojadas y a hora de hoy es estable en algunas zonas pero no estabilizado y activo en otras, gracias a las lluvias de la noche y a

la humedad de la cumbre y a temperaturas más clementes el día del incendio (20 de septiembre de 2017 y el de hoy) y a la acción eficiente de los Servicios de Emergencias, Guardia Civil, bomberos y guardas forestales del Cabildo de Gran Canaria.

Se esperaban efectivos de otras islas y de la Península para acabar controlándolo, pero se han cancelado. Han llegado efectivos de Sevilla para sustituir a los que estuvieron toda la noche de ayer luchando contra el incendio.

El incendio ha provocado daños materiales como caídas de líneas de tensión y comunicación, que ha dejado la cumbre incomunicada y a 532 ciudadanos afectados con cortes de luz y carreteras.

Se desconoce el origen del incendio por ahora. Muchos gran canarios se sienten impotentes porque sus cumbres, vergel de pinos y flora local, fauna y zonas recreativas y pintorescos pueblos como Tejeda, se vuelven a ver afectados otra vez por la tragedia de uno de los grandes peligros para nuestro medio ambiente: los terribles incendios.

Un juicio muy sonado

Gran Canaria vio cómo se celebraba el juicio con jurado en la Audiencia de Las Palmas, hace apenas una semana, el lunes 11 de septiembre de 2017, contra el guarda forestal de Tejeda, Juan Antonio Navarro Armas, de 48 años, conocedor de la riqueza natural de su entorno, que prendió fuego a media isla en 2007.

Se espera que le condenen a 8 años de cárcel. Pensó que: “Le renovarían el contrato”, según cita el periódico regional Canarias 7. "Canarias se ve de nuevo golpeada con un desastre medioambiental".

Aquella tragedia fue aún mayor, calcinando casi 20.000 hectáreas y afectando a 9 municipios de la bonita isla. Este hecho obligó a una reforestación realizada por jóvenes y personas voluntarias de la isla para poder recuperar los montes calcinados, en un gesto muy solidario por parte de la comunidad gran canaria.

Aquella tragedia, junto con los desastres del temporal del llamado “Delta” en 2005, que acabó entre otras cosas, con el famoso “Dedo de Dios” de Agaete, dejaron a los gran canarios desolados y con grandes pérdidas medioambientales y materiales, dejando a cientos de desplazados, personas sin hogar, ruinas de negocios y demás desastres que siempre vienen asociados con estas incautas prácticas de insolidaridad.

Desde entonces, el pueblo gran canario se halla muy concienciado con la protección de su medio natural y la riqueza de su tierra. Canarias no sufre grandes terremotos ni huracanes como otras zonas del planeta, especialmente el Caribe y EE.UU, pero sufre grandes temporales de tarde en tarde que la asolan con gran capacidad de destrucción.

Recientes son los huracanes Irma y María que han asolado el Caribe y parte de EE.UU.

Desde siempre, el pueblo gran canario ha sido consciente del entorno en el que vive, que es privilegiado conocido como las “Islas Afortunadas” y en la antigua Grecia identificado con “El Jardín de las Hespérides”, según se cita en los trabajos de Hércules. Desde niños, debido a la escasez de agua, a los niños gran canarios se les enseña a ahorrar agua, la importancia de los volcanes que fueron origen del archipiélago, el cuidado del medio ambiente, tanto marino como terrestre, especialmente también debido a que el principal ingreso del archipiélago procede de su oferta de sol y paisajes privilegiados con grandes contrastes, como si fueran “continentes en miniatura”, para los numerosos turistas que cada año visitan las Islas Canarias.