Imagínense ustedes una infancia marcada por el descubrimiento de que le gustan las personas del mismo sexo, a esa infancia le agregan una familia con un padre chapado 'a la antigua' y con un carácter nada sencillo, eso lo aderezan con ciertos problemas de autoestiman que complican el desarrollo habitual de un joven en cuanto a sexualidad se refiere y, por último, una juventud sin mantener relaciones hasta que, ya en la universidad, cansado de esperar, recurres al pago de unos servicios para así poder perder la virginidad.
Pues bien, todo esto es por lo que tuvo que pasar el presentador estrella de Mediaset España, Jorge Javier Vázquez, durante la primera fase de su juventud, tal y como recuerdan nuestros compañeros de 'Voz Populi' en el capítulo de 'las primeras veces de los famosos' y que nos ponen en contexto para entender cómo una persona acaba superando los límites de la promiscuidad necesitando mantener relaciones, cuantas más mejor, para no sentir que la noche se había "perdido" al no triunfar.
Con todo esto encima, y una vez destapado el tarro de las esencias previo pago de su importe, el de Badalona empezó a disfrutar de la noche madrileña mientras su creciente fama iba en aumento y la televisión le iba colocando en un lugar preferencial para muchos de los chicos que, como él, salían de fiesta en busca de compañía y saciar su sed de relaciones carnales.
Tantas que, tal y como él aseguró en el Chester hace unos días, llegó a perder el control sobre el número de relaciones que había mantenido, limitándose a asegurar que estas habían sido más de 300, agregando que, además, estas se habían producido, relativamente en muy poco tiempo.
Entre estos tres cientos hombres que habrían pasado por su cama -o él por la de ellos- habría habido de todo.
Desde más guapos, a menos, pasando por más jóvenes y más mayores y, por supuesto, también más de una cara conocida que este nunca ha querido revelar con nombres y apellidos. Sea como fuere, parece que pocos le pueden dar ya lecciones de cama a un J. J. que, por fin, ha encontrado a la pareja que le ha hecho olvidar al resto de hombres.
