Un barrio de la mítica Samarcanda, en la lejana Uzbekistán, deja perplejos a todos los visitantes por llevar un nombre sorprendente: Madrid.
Para conocer el origen de esta denominación hay que remontarse a la Edad Media, cuando el Gran Tamerlán dominaba toda Asia Central. El emperador turco-mongol uno de los personajes más importantes de la Historia de Asia, nombró a una ciudad igual que el lugar donde nació Ruy González de Clavijo, un personaje que ha caído en el olvido y que sin embargo sus aventuras están a la altura del mismísimo Marco Polo.
Ruy González de Clavijo era el camarero de Enrique III de Trastámara.
Su vida había corrido sin sobresaltos en una vivienda de la Plaza de la Paja, donde una placa hoy en día le recuerda. Pero un día recibió del monarca un encargo que sorprendió al propio Ruy, viajar nada más y nada menos que a la corte del Gran Tamerlán en Samarcanda.
De estas tierras habían venido hacía poco Hernán Sánchez de Palazuelos y Payo Gómez de Sotomayor, que habían mostrado su respeto al conquistador turco-mongol que inició la dinastía timúrida. Había que reforzar las relaciones con el Gran Tamerlán ya que sus victorias en Angora (Ankara) y en los Balcanes, bajaron los ánimos invasores del imperio otomano liderado por el sultán Beyazid I.
Ruy González de Clavijo partió desde el Puerto de Santamaría el 22 de mayo de 1403.
Tras cargar víveres en Málaga, Ibiza y Mallorca, se dispuso a adentrarse en tierras inhóspitas como haría Marco Polo. Antes de llegar a Samarcanda pasó por ciudades como Roma, Roda o Constantinopla entre otras. Todas sus aventuras quedaron reflejadas en su crónica del viaje Embajada de Tamorlán.
La expedición llegó a su destino el 8 de agosto de 1404, siendo recibidos con una calurosa bienvenida organizada por el Gran Tamerlán, quien calificó a Enrique III como "su hermano".
Ruy González de Clavijo y sus acompañantes estuvieron prácticamente tres meses en Samarcanda, donde no les faltaron ni privilegios ni bacanales.
Durante esta estancia es el momento en el cual el Gran Tamerlán decide fundar una nueva ciudad bajo el nombre de "Madrid" en honor a Ruy González de Clavijo. Antes de partir otra vez hacia Castilla, vieron cómo el caudillo timúrida abandonó sus territorios para conquistar China; nunca volvería ya que murió rumbo a estas tierras.
El regreso a Castilla no fue fácil. Se sobrepusieron a un secuestro en Persia y recibieron la trágica noticia de la muerte del Gran Tamerlán. La comitiva llegó el 24 de marzo de 1406 a Alcalá de Henares, donde esperaba Enrique III. Después del periplo, Ruy González de Clavijo es nombrado chambelán del rey hasta que el aventurero madrileño falleció en el año 1412.
Sus restos se encuentran en la Basílica de San Francisco el Grande de Madrid, que recuerda a un madrileño que no tiene nada que envidiar a Marco Polo. En su honor, hoy en día hay un barrio en Samarcanda llamado Motrit ya que la ciudad fundada por el Gran Tamerlán fue absorbida con el tiempo y se convirtió en un barrio.