Exarchia, situado en la capital de la cuna del pensamiento occidental, no es el típico barrio ateniense. Un primer vistazo nos revela una importante inquietud artística por parte de sus habitantes; allí, los grafitis, los murales, la música y las representaciones teatrales están a la orden del día, siendo uno de los principales puntos de interés del barrio.
Sin embargo, estas calles esconden mucho más. Exarchia es uno de los pocos barrios (si no el único) que se declara abiertamente anarquista. Creado a finales del siglo XIX, y recibiendo su nombre por el dueño de unos grandes almacenes de la época llamado Exarchos, la personalidad de este barrio se forjó a través del conflicto político y el descontento de sus habitantes hacia el gobierno griego.
Años de conflictos y manifestaciones culminaron en la muerte del joven Alexandros Grigorópulos, de 15 años, debido al disparo de un policía, el día 6 de diciembre del año 2008. Su muerte fue el desencadenante de la Revuelta de 2008, en la que ciudadanos atenienses cargaron contra las fuerzas policiales que trataban de sofocar las revueltas. Pese a que a finales de ese mismo mes las tensiones comenzaron a calmarse, la desconfianza de los habitantes de Exarchia hacia su gobierno central no ha dejado de crecer, y la presencia de agentes de la ley en dicho barrio no es, precisamente, bien recibida. No es precisamente algo nuevo: Grecia, pese a ser considerada cuna de la democracia y los derechos civiles, arrastra desde su antigüedad un turbio pasado político.
El arte de Exarchia va en consonancia con su realidad política. Así, las consignas anarquistas, anticapitalistas y antifascistas brillan por su presencia, constituyendo gran parte de su conglomerado artístico. Con todo, la idea de anarquía como una situación de caos y desorden no parece apropiada para definir el día a día de los habitantes de este barrio.
El recelo hacia instituciones como el dinero o el Estado son palpables, al mismo tiempo que la cooperación y el altruismo son característicos del modus vivendi de estos ciudadanos. Aquí, el voluntarismo está por encima de la búsqueda personal de lucro. No en balde, hablamos de uno de los pocos lugares en Grecia que prestan ayuda a los refugiados sirios, a través de centros como el Khora Community, capaz de subsistir a base de autogestión, el modo preferido de sustento de los habitantes de Exarchia.
A su vez, Exarchia alberga lugares como la Universidad Técnica Nacional de Atenas y el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, ambos de gran interés turístico. Se trata, en definitiva, de un rincón peculiar de Atenas, atractivo para todos aquellos amantes del arte, así como para los simpatizantes de las ideas anti-Estado y anti-gobierno.